AP.- Las tradicionales escenas en que los seguidores de la NASCAR agitan banderas confederadas en el graderío podría quedar pronto sólo en el recuerdo.
Bubba Wallace, el único piloto negro en esta serie de automovilismo, quiere que la NASCAR prohíba en sus propiedades la citada bandera, profundamente vinculada con el sur del país, y que se distancie de lo que para millones de personas es un símbolo de la esclavitud y del racismo.
Hay indicios de que la NASCAR está en camino hacia esa decisión.
En momentos en que el país lidia con el descontento social tras la muerte de George Floyd bajo custodia de la policía en Minneapolis, los pilotos de la NASCAR, predominantemente blancos, se unieron para un video en que se promovía un cambio social.
Un dirigente negro de la NASCAR puso una rodilla en tierra antes de la carrera dominical cerca de Atlanta. Fue probablemente la primera vez que alguien se atrevió a una protesta similar en la serie, cuyo órgano rector prometió hacer un mejor trabajo ante los problemas de injusticia racial.
Wallace usó una camiseta negra con las palabras “No puedo respirar”, en la carrera del domingo. Esposado y tirado en el piso, Floyd suplicaba algo de aire al agente que lo sometía con una rodilla sobre el cuello.
“Mi siguiente paso sería deshacernos de todas las banderas confederadas”, dijo Wallace, en los comentarios más enfáticos que haya emitido a la fecha sobre el tema del racismo. “No debería haber individuo alguno que se sintiera incómodo al asistir a nuestros eventos para pasar un buen momento con su familia y que se sintiera de cierto modo por algo que viera, un objeto que estuviera agitándose ahí”, dijo Wallace a la CNN. “Nadie debería sentirse incómodo cuando asiste a una carrera de la NASCAR. Así que hay que comenzar con las banderas confederadas. Hay que sacarlas de ahí. No hay lugar para ellas”.
Wallace llegó a estas competiciones como una especie de pionero en una serie que durante años ha carecido de diversidad racial en su grupo de competidores. Finalizó segundo en las 500 Millas de Daytona en 2018, pero ha tenido un éxito limitado y, con frecuencia, ha necesitado ingeniárselas con una combinación de patrocinios para seguir corriendo.
Hasta ahora, su mayor contribución ha sido como agente de un cambio. Nacido hace 26 años en Alabama, el piloto ha sacado de las sombras el tema racial en la NASCAR.
“Todos queremos sentirnos bienvenidos en nuestros eventos en el futuro”, comentó Daryl Wolfe, vicepresidente ejecutivo y director de ventas y operaciones de la NASCAR.