“Si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres, tampoco podrá salvar a sus pocos ricos”. John F. Kennedy.
La pandemia de coronavirus en adjunto con la crisis económica se asume que este año por primera vez en más de dos décadas la tasa de pobreza extrema aumentará, entre 71 millones y 100 millones de personas caerán en la pobreza extrema, muchos de los nuevos pobres vivirán en ciudades.
Por Araceli Aguilar Salgado
A raíz de las estrictas medidas de contención sanitaria, una gran proporción de la actividad económica se paralizó en las zonas urbanas, dejando a muchas personas pobres y vulnerables sin medios para ganarse la vida, casi de la noche a la mañana.
La falta de dinero es una constante en muchos hogares. En estos casos, no se cubren las necesidades de diversión, ropa y calzado e, incluso, alimentos, la falta de las capacidades básicas para vivir con dignidad, más de la mitad de los habitantes del mundo no tienen ni protección social ni servicios de salud impidiéndoles ejercer sus derechos y perpetuar su pobreza.
Los grupos desfavorecidos por este mal sufren cada vez más a causa de manifestaciones climáticas extremas, incluidas inundaciones, tormentas y sequías, así como de la degradación de la tierra en momentos en que el mundo se enfrenta a un aumento impactante de desastres climáticos, afecta el dominio, el alcance de la pobreza que contribuye a las desigualdades económicas y sociales en el mundo.
Ello implica trabajar para atender las injusticias medioambientales que pueden resultar del cambio climático y de la degradación del medio ambiente que están cambiando rápidamente.
Ante el evidente cambio climático la pandemia de COVID-19 nos presenta la oportunidad única de comenzar de cero en el mundo para aspirar a un futuro más sostenible confortar la relación con la naturaleza, mejorar las vidas de las personas para tener un futuro en equilibrio con el planeta.
Por lo que hoy 170 países, no sólo ayuda a esos países a recuperarse de los efectos socioeconómicos devastadores de la pandemia, sino que también ayudar a reconstruirse para alcanzar una economía verde inclusiva, por ejemplo, a través de Promesa Climática.
En un sentido más amplio, debemos transformar nuestra producción y patrones de consumo insostenibles, separar el crecimiento económico de la degradación medioambiental y atender las causas estructurales de las desigualdades sociales y medioambientales en nuestras sociedades.
Esto nos ayudará a lograr la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible y a cumplir con la ambición mundial de finalmente erradicar la pobreza en todas sus formas y en todos los rincones poniéndose énfasis en la necesidad urgente de que los sectores público y privado adopten un enfoque de largo plazo respecto de la recuperación.
Así mismo, los multimillonarios y súperricos han visto vieron subir su riqueza un 27,5% tan solo entre abril y julio, cuando alcanzó los 10,2 billones de dólares sus fortunas aumentarse y beneficiarse las ganancias a niveles récord durante la pandemia que derivó principalmente de tres sectores: tecnología, atención médica e industria.
Por otra parte, países en desarrollo ya están al borde de una crisis de deuda, que se ve agravada aún más por un sistema tributario internacional quebrado que permite a las empresas multinacionales, corporaciones e individuos ricos pagar poco o ningún impuesto, lo que priva a los países de los ingresos públicos necesarios para abordar la desigualdad a menos que se dé prioridad a las soluciones económicas globales para garantizar que los países en desarrollo tengan el espacio fiscal para responder a la crisis, las consecuencias serán devastadoras y millones serán empujados de nuevo a la pobreza extrema.
Derivado de ello los gobiernos deben acordar urgentemente soluciones sistémicas, como la condonación de deuda, un marco vinculante y multilateral para la resolución de la crisis de la deuda que aborde el endeudamiento insostenible e ilegítimo y una convención fiscal de la ONU para arreglar los vacíos en el sistema fiscal internacional, deben introducir avances y sistemas tributarios redistributivos y así poder atacar las desigualdades económicas y sociales en el mundo, que la pandemia de coronavirus sólo la ha sobrealimentado.
“Erradicar la pobreza no es un acto de caridad, es un acto de justicia”. Nelson Mandela.
Araceli Aguilar Salgado Periodista, Abogada, Ingeniera, Escritora, Analista y comentarista mexicana, del Estado de Guerrero, México