Avances como la radiocirugía estereotáctica mejoran la precisión y seguridad del tratamiento para los pacientes.
La radioterapia sigue siendo una herramienta fundamental en el tratamiento de los tumores cerebrales, tanto malignos como benignos. Desde sus inicios a principios del siglo XX, esta modalidad de tratamiento ha evolucionado significativamente, con avances tecnológicos que permiten una mayor precisión y menor impacto en los tejidos sanos circundantes. La radiocirugía estereotáctica ha sido uno de los mayores avances en este campo, mejorando los resultados de los tratamientos, como explica la Dra. Jennifer Peterson, oncóloga radioterapeuta en la Mayo Clinic en Jacksonville, Florida.
Los pacientes con tumores cerebrales suelen recibir dos tipos de radioterapia: la radiación de haz externo, que se administra durante varias semanas, o la radiocirugía, que consiste en una dosis alta de radiación administrada en uno a cinco tratamientos para destruir el tumor.
Radiocirugía estereotáctica: precisión y seguridad
La radiocirugía estereotáctica es una técnica que utiliza imágenes en 3D para dirigir altas dosis de radiación directamente al tumor, minimizando el daño a los tejidos circundantes. Este tratamiento es especialmente eficaz para tumores pequeños, tanto cancerosos como no cancerosos. Los principales métodos de radiocirugía incluyen:
- Gamma Knife: Utiliza múltiples haces de radiación enfocados con extrema precisión en el tumor.
- Acelerador Lineal: Apunta haces de alta energía hacia un punto exacto en el cuerpo.
- Haz de protones: Utiliza partículas cargadas positivamente que permiten que la radiación se enfoque directamente en el tumor, limitando la exposición a los tejidos sanos.
Una de las principales ventajas de la radiocirugía estereotáctica es su capacidad para tratar cada tumor de manera individualizada, evitando la exposición innecesaria de tejido sano a la radiación.
Planes de tratamiento personalizados
La Dra. Peterson destaca que los planes de tratamiento de radioterapia no son estandarizados. Cada tratamiento se personaliza según las características del paciente y su tumor específico, tomando en cuenta factores como el tamaño, ubicación y tipo de tumor. La radioterapia puede emplearse sola o después de una cirugía para eliminar las células cancerosas restantes.
Mejoras en la precisión y seguridad
Las mejoras en las tecnologías de imágenes y en las técnicas de tratamiento han permitido una mayor precisión en la administración de la radioterapia, reduciendo al mínimo el riesgo de daño a los tejidos circundantes. Hoy en día, los médicos pueden administrar el tratamiento con una precisión de milímetros, lo que ha permitido un enfoque llamado radioterapia estereotáctica hipofraccionada, que administra altas dosis de radiación en un corto período de tiempo (de dos a cinco días).
En el caso de tumores cerebrales más grandes, donde la radiocirugía tradicional puede ser riesgosa, los avances han mostrado que distribuir la dosis de radiación en varios días mejora la tolerancia del paciente al tratamiento y permite obtener una dosis más efectiva.
Seguridad y efectos secundarios
Aunque los efectos secundarios como cansancio y pérdida de cabello son comunes, la mayoría de los pacientes pueden continuar con sus actividades diarias durante el tratamiento. Un concepto erróneo es que la radioterapia puede causar cáncer. Si bien el riesgo de desarrollar un segundo cáncer debido a la radiación es bajo, los avances en la radioterapia continúan reduciendo este riesgo. Además, los pacientes que reciben radioterapia no se vuelven radiactivos después de completar su tratamiento, por lo que no representan un peligro para quienes los rodean.
El futuro de la radioterapia
La radioterapia sigue evolucionando, con avances constantes en la maquinaria y las imágenes que permiten una mayor precisión en el tratamiento. Instituciones como la Mayo Clinic siguen investigando para mejorar los resultados y minimizar los efectos secundarios, lo que ofrece nuevas esperanzas para los pacientes con tumores cerebrales.
La radioterapia continúa siendo una de las principales opciones de tratamiento para tumores cerebrales, y con los avances actuales, su efectividad y seguridad siguen mejorando para beneficio de los pacientes.