Los trastornos de la alimentación más frecuentes son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, y el trastorno alimentario compulsivo.
Se trata de anomalías graves que se relacionan con las conductas alimentarias que afectan negativamente la salud, las emociones y la capacidad de desempeñarte e interactuar en el entorno social de manera adecuada.
La mayoría de los trastornos alimenticios se caracterizan por limitar excesivamente la atención en el peso, la figura corporal y la comida, lo que causa conductas alimentarias peligrosas.
Este tipo de conductas puede tener una repercusión considerable en la capacidad del cuerpo para obtener la nutrición adecuada, por lo que se hace necesario una supervisión constante de los cambios de comportamiento a la hora de ingerir alimentos, para prevenir consecuencias graves a la salud.
Los trastornos de la alimentación pueden causar daños en el corazón, el aparato digestivo, los huesos, los dientes y la boca, y derivar en otras enfermedades.
Hay que tener en cuenta que este tipo de trastornos se manifiesta con frecuencia en la adolescencia y los primeros años de la adultez, aunque pueden aparecer a otras edades. Con tratamiento, puedes volver a tener hábitos alimentarios más saludables y, a veces, revertir las complicaciones graves causadas por el trastorno de la alimentación.
Según un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud, (OMS), llevar una dieta sana a lo largo de la vida ayuda a prevenir la malnutrición en todas sus formas, así como diferentes enfermedades no transmisibles y trastornos.
El informe estipula que el aumento de la producción de alimentos procesados, la rápida urbanización y el cambio en los estilos de vida han dado lugar a un cambio en los hábitos alimentarios.
Actualmente, las personas consumen más alimentos hipercalóricos, grasas, azúcares libres y sal/sodio; por otra parte, muchas personas no comen suficientes frutas, verduras y fibra dietética, como por ejemplo cereales integrales.
La composición exacta de una alimentación variada, equilibrada y saludable estará determinada por las características de cada persona (edad, sexo, hábitos de vida y grado de actividad física), el contexto cultural, los alimentos disponibles en el lugar y los hábitos alimentarios. No obstante, los principios básicos de la alimentación saludable siguen siendo los mismos.