Así como las venas de nuestro sistema nervioso se despliegan por todo nuestro cuerpo, las raíces de los manglares se abren, exploran y crecen tanto en tierra como en mar creando y protegiendo vida. Y así tan importante como son las venas para mantenernos con vida, también lo son los manglares, capaces de crear ecosistemas resilientes al paso del tiempo y a la destrucción humana.
Cada 22 de abril es una nueva oportunidad para concienciar sobre el valor de estos valiosos biomas que rodean las costas de República Dominicana y adornan el caribe con su verdor. Pero esta generación de conciencia no podemos hacerla desde la ignorancia, y como dominicanos debemos conocer no solo los beneficios de los manglares, sino los diferentes tipos que se distribuyen a lo largo del territorio insular. Solo así podemos hacer frente a las amenazas que enfrenta cada uno y valorar cada árbol como si fuese el último.
Porque son proyectos como la planta de energía eléctrica de Manzanillo adjudicado a la empresa Manzanillo Gas & Power, consorcio integrado por Haina Investment Company (HIC), Shell Gas & Power Development (Shell) y Energía de las Américas (ENERLA), que representan un peligro para los manglares de Estero Balsa, en la costa de Manzanillo y toda la naturaleza a su alrededor.
Así lo alertó Eleuterio Martínez de la Academia de Ciencias de la República Dominicana: “Como es una planta termoeléctrica o de gas, hay que estar enfriando los motores y para eso se va a utilizar el agua del mar y luego verterla al mar otra vez y es una zona donde viene a reproducirse el manatí y muchas especies, que son propias de otros lugares. Esa es la alerta que estamos dando”.
Según el último monitoreo, República Dominicana es el hogar de cuatro tipos de manglares: mangle blanco, mangle botón, Mangle rojo y mangle prieto; a continuación te hablaremos de cada uno de ellos:
Mangle blanco (Laguncularia racemosa): Son la única especie del género monotípico Laguncularia, por lo que prefieren habitar en los lugares más pantanosos.
Tiene hojas amarillo verdosas opuestas y oblongo-elípticas. La disposición de las flores ocurre en una especie de espiga axilar o terminal. Las flores son pequeñas, hermafroditas. Sus semillas pueden flotar por muchos días, hasta encontrar el lecho adecuado para enraizar.
Este tipo de mangle puede crecer entre 10 y 18 metros de alto.
Mangle botón (Conocarpus erectus): Tiene ramas frágiles, pero la corteza de su tronco es gruesa y se caracteriza por colores que van desde el gris al castaño. Asimismo, tiene hojas son verde oscuro y brillantes en el haz, adquieren un tono pálido en el envés. Las flores no tienen pétalos y se producen en pequeñas panículas.
El mangle botón alcanza el tamaño de un arbusto, pero también se puede adaptar al entorno y crece hasta los 20 metros de altura.
Mangle rojo (Rhizophora mangle): Este curioso manglar debe su nombre a las raíces aéreas, de color rojizas, que se poyan en el tronco y le confieren una silueta particular.
Es el más común en habitar las costas dominicanas, por lo que tolera mejor la salinidad de las aguas. Sin embargo, es de los más pequeños, pues su tamaño oscila entre los cuatro y 10 metros.
Sus semillas o propágulos se mantienen flotando hasta que encuentran el “lodo” adecuado para echar raíces y reproducirse.
Mangle prieto (Avicennia germinans): Tiene hojas angostas y elíptico-oblongas. Suelen ocupar los márgenes de los bosques, donde comparten espacio con el mangle rojo y el blanco.
Este tipo de manglar alcanza entre 3 y 10 metros de altura. Y su tronco se caracteriza por ser de color negro o muy marrón.
¿Por qué son tan valiosos todos estos manglares?
Si bien es cierto que los manglares pueden resultar árboles extraños para unos, y desagradables para otros, este es uno de los ecosistemas más fascinantes de nuestro planeta.
El viceministro de Recursos Costero-Marinos del Ministerio de Medio Ambiente, José Ramón Reyes, considera a los manglares fundamentales en la lucha contra el cambio climático. Especialmente porque tienen cuatro veces la capacidad de un bosque húmedo de absorber dióxido de carbono, que se almacenan en carbono azul (aquel que es capturado por especies vegetales marinas).
Sin embargo, según la Unesco, los manglares están desapareciendo de tres a cinco veces más rápido que las pérdidas generales de bosques en el mundo, con graves impactos ecológicos y socioeconómicos. “Las estimaciones actuales indican que la extensión de los manglares se ha reducido a dos en los últimos 40 años”, detallan.
Todo esto debemos considerarlo antes de permitir que proyectos como el que la compañía Shell, destructora de manglares en otras regiones del mundo, planea operar en nuestra isla. Y esta fecha tan especial es fundamental para crear conciencia sobre lo que no está bien en las costas dominicanas.