Después de Jackie Robinson, ningún jugador ha sido asociado tanto con el número 42 que el panameño Mariano Rivera.
Pero de haber salido las cosas un poco distintas casi dos décadas antes, el número posiblemente no hubiese estado disponible para Rivera.
Reggie Jackson fue presentado con una camiseta con el número 42 durante la rueda de prensa en la que fue presentado como jugador de los Yankees en diciembre de 1976, después de haber firmado como agente libre. Jackson, quien utilizó el 9 en Oakland y Baltimore, no pudo tomar ese dígito en Nueva York, pues ya lo tenía Craig Nettles.
En un principio, Jackson tenía pensado utilizar el 42 en honor a Robinson, informó por aquel entonces The Sporting News, e incluso invitó a la viuda de Robinson, Rachel, a la rueda de prensa.
Sin embargo, cuando Jackson se presentó a los entrenamientos en 1977, decidió vestir el 20 en honor a Frank Robinson, quien se había retirado hacía poco tiempo. Jackson luego pasó a usar el 44 como un tributo a Hank Aaron, quien también se había retirado tras la temporada de 1976.
“Me guardó el 42 a mí”, dijo Rivera entre risas.
Rivera recordó que en un principio, el manager del clubhouse de los Yankees, Nick Priore, le asignó el Nro. 58, aunque nunca disputó partido alguno usando tal número. Priore le dio luego a Rivera el 42, que el lanzador terminaría utilizando en los 1,115 juegos de temporada regular en los que vio acción, más otros 96 de postemporada, durante una carrera del Salón de la Fama.
“Yo no lo pedí”, dijo Rivera. “Me lo dieron”.
En aquel entonces, todavía había jugadores de Grandes Ligas en muchos equipos utilizando el famoso número. No había sido retirado sino por los Dodgers, que habían homenajeado a Robinson durante una ceremonia para retirar el 42 en el Dodger Stadium en 1972.
Otros 16 jugadores de los Yankees lo habían llevado antes de Rivera, con el segunda base Jerry Coleman como el más notable de la lista. Coleman ganó cuatro anillos de Serie Mundial durante su carrera de nueve campañas (1949-57) en Nueva York. El derecho dominicano Domingo Jean, quien hizo 10 presentaciones por los Yankees en 1993, había sido el último jugador en usar el 42 antes de que se lo asignaran a Rivera.
Rivera, un muchacho de 25 años, no sabía mucho sobre la historia del juego para aquel entonces, por lo que no tenía claro cuál era el significado del número de su uniforme. No fue hasta el 15 de abril de 1997, cuando MLB retiró el 42 en honor a Robinson, que Rivera empezó a entender la importancia de los dígitos que llevaba en su espalda.
“Yo no sabía mucho de las estadísticas, de la que gente que había jugado antes. Sólo estaba feliz de jugar y de dar lo mejor de mí para ayudar al equipo a ganar”, confesó Rivera. “La gente estaba hablando de Jackie, de lo importante que era retirar el número, así que decidí aprender más sobre él y entender quién era y qué había hecho”.
Cuando fue retirado el número de Robinson, 13 jugadores activos aún usaban el 42. A ellos se les permitió seguir llevándolo por el resto de sus respectivas carreras, pero no se volvería a asignar ese número una vez estuvieran todos retirados.
Uno por uno, esos jugadores — una lista que incluía a Mo Vaughn y al dominicano José Lima — fueron dejando el juego. Cuando Vaughn se retiró al terminar la temporada del 2003, Rivera era el último 42 que quedaba en la Gran Carpa.
“Tuve la bendición de que a medida que pasaban los años, se iban retirando los muchachos que tenían también ese número, hasta el punto en el que yo era el último”, recordó Rivera. “En ese momento, fue una responsabilidad todavía mayor estar usando ese número. De verdad, era una presión.
“Yo quería que el señor Jackie Robinson se sintiera orgulloso del legado que dejó en nosotros. Yo, siendo el último 42, jugando en ese gran escenario que es Nueva York, de verdad estaba muy agradecido por el legado que nos había dejado y por poder seguir pasándoselo a las próximas generaciones”.
En el 2004, el entonces comisionado Bud Selig declaró que el 15 de abril sería el Día de Jackie Robinson, creando una celebración anual para recordar el impacto del pionero en el juego y el país.
Tres años después, Ken Griffey Jr. le pidió permiso a Rachel Robinson para utilizar el 42 el 15 de abril, en lo que sería el 60mo aniversario del debut de Jackie. Griffey recibió el visto bueno, lo que llevó a que más de 150 jugadores – incluyendo cinco equipos completos – vistieran el número en el Día de Jackie Robinson del 2007.
Ya para el 2009, todo el personal uniformado de los 30 equipos estaba usando el 42 en cada Día de Jackie Robinson. Rivera, quien para ese entonces ya tenía cinco años siendo el único jugador en vestir el número a diario, dijo que el 15 de abril se había convertido rápidamente en uno de sus días favoritos de la temporada.
“Me encantaban esos días; todo el mundo usando mi camiseta”, dijo Rivera. “Todos podíamos celebrar su vida y su legado juntos”.
Rivera confesó que pensaba mucho en Robinson a lo largo de su carrera, especialmente durante su última temporada en el 2013.
“Cada día, le daba gracias a Dios primero y luego a Jackie por dejarnos aquel legado”, contó Rivera. “Yo sabía que mi trabajo estaba hecho. Creo que Jackie estaba sonriendo, diciendo que lo había hecho muy bien”.
Rachel Robinson frecuentemente elogió a Rivera por sus valores, modales y principios a lo largo de los años, diciendo que representaba a su esposo tan bien como alguien ha podido hacerlo. En el 2013, a sólo meses de que colgara para siempre el Nro. 42, Rivera fue homenajeado por la Fundación Jackie Robinson, recibiendo el premio “ROBIE Humanitarian Award”. Rachel, junto a su hija Sharon, le entregó personalmente el premio a Rivera.
“Estaba muy agradecido”, dijo el nativo de Puerto Caimito. “Estaba agradecido de que ella me permitiera ser parte de algo tan especial”.
Cuando Robinson fue exaltado al Salón de la Fama en 1962, se convirtió en el primer Nro. 42 en Cooperstown. Bruce Sutter se le unió en el 2006, mientras que Rivera fue el más reciente y último 42 en anclar en el Salón.
“Yo no creo que alguien hubiese podido escribir un guion así”, confesó Rivera. “Jackie siendo el primero, yo el cerrador, el último, fue algo grandioso. Su legado vivirá por siempre. Nadie va a utilizar más ese número, pero cada año, mientras haya béisbol, todo el mundo podrá utilizar el número 42. Eso es algo especial. Eso dice mucho sobre la persona, las cosas por las que pasó, lo que hizo y lo que defendió. Tenemos que honrar ese legado”.