La pandemia del coronavirus sorprendió a todo el mundo y convirtió el año 2020 en una tragedia humana y económica, pero lo que no pudo lograr fue parar el desarrollo de la competición deportiva en Estados Unidos, donde se completaron todos los grandes torneos y ligas profesionales.
No sucedió lo mismo en el resto del mundo, donde el 2020, que iba a ser el año deportivo de la década, con los eventos de la Eurocopa de Fútbol, la Copa América y los Juegos Olímpicos de Tokio, añadidos al acostumbrado calendario anual, la pandemia lo convirtió en un castillo de naipes derribado con aplazamientos para el 2021.
Lo contrario de lo vivido en el deporte profesional estadounidense, que, aunque el 13 de marzo suspendió todas las competiciones, regresó para ser uno de los símbolos de la lucha contra la mortal enfermedad, que se ha cobrado la vida de más de 340.000 personas en Estados Unidos.
A partir del mes de junio comenzaron a reprogramarse los eventos deportivos con la nueva realidad de no haber aficionados en los campos, reducidas las temporadas regulares del béisbol profesional de las Grandes Ligas, la NBA, WNBA, NHL, del fútbol MLS, NWSL y pérdidas económicas multimillonarias (15.000 millones de dólares) dentro de una industria que es fundamental en el engranaje económico del país.
El automovilismo de la NASCAR fue el primero que comenzó a cumplir con su calendario reprogramado, luego lo hizo la IndyCar, mientras que las artes marciales mixtas y la lucha libre fueron los primeros deportes que comenzaron a competir en las llamadas sedes “burbujas”.
Algo que también hizo el boxeo, que luego sería el deporte profesional que permitió también la presencia de miles de espectadores cuando ya estuvieron establecidos por las autoridades federales y estatales los protocolos de seguridad y salud para luchar contra la mortal enfermedad de la Covid-19.
La NASCAR completó una temporada histórica tanto en el apartado deportivo como en lo político-social cuando a través del único piloto negro que hay en la competición, Bubba Wallace, comenzó su lucha antirracista y consiguió que la organización también acabase con la presencia de la bandera confederada en las competiciones.
El nuevo campeón de la NASCAR Cup, Chase Elliott, de apenas 24 años, hijo de Bill Elliott, que también consiguió el título en 1988, se convirtió en el piloto más joven en conseguir el campeonato en 25 temporadas.
La IndyCar siguió los pasos de la NASCAR y con menos protagonismo en la lucha racial y de justicia social, dejó como campeón al veterano piloto neozelandés Scott Dixon, de 40 años, que ganó sus sexto título.
Mientras que otro piloto veterano, el japonés Takuma Sato sorprendió con la victoria en la 104 edición de la legendaria carrera de las 500 Millas de Indianápolis, que también tuvo que ser aplazada de su tradicional fecha del fin de semana del Memorial Day al 23 de agosto.
Luego llegaría la vuelta de los torneos del circuito profesional del golf de la PGA Tour, que le tocó reprogramar el legendario Masters de Augusta del mes de abril al de noviembre, pero que fue todo un éxito deportivo con el mejor golfista del mundo, el estadounidense Dustin Johnson, como nuevo campeón.
La PGA cumplió con todo su calendario de competición, incluido el Torneo de Houston, que se convirtió en el primero que volvió a tener espectadores en el campo, 2.000 aficionados por jornada, y a un brillante campeón en el mexicano Carlos Ortiz, que ganó su primer título en el circuito.
El tenis profesional, que fue el deporte profesional que sufrió la cancelación de la mayoría de los torneos que se tendrían que haber disputado en el calendario de la ATP y WTA, logró salvar el Masters y Premier 5 de Cincinnati al ser disputado en la sede burbuja del Centro Nacional de Tenis de Estados Unidos, en Flushing Meadows (Nueva York).
El torneo, que dejó como campeones al serbio Novak Djokovic y a la renacida bielorrusa Victoria Azarenka, sirvió de antesala para la disputa del Abierto de Estados Unidos.
Con la ausencia de los legendarios, el suizo Roger Federer y el español Rafael Nadal en el campo masculino y las mejores tenistas del mundo femenino, el austríaco Dominic Thiem se aprovechó de la descalificación de Djokovic tras golpear con una pelota a una jueza de pista para conseguir su primer título de Grand Slam.
Mientras que la japonesa Naomi Osaka, después de dar todo un recital de reivindicaciones de lucha racial y social, en la gran final venció a Azarenka para quedarse con su segundo título del Abierto.
Antes ya había concluido el Torneo Regreso de la Liga Profesional de Fútbol (MLS) de Estados Unidos, en la burbuja de Orlando, con los Timbers de Portland como campeones.
La NHL, en varias sedes burbujas de Canadá, también pudo dejar definido a Tampa Bay Lightning como campeón de la Stanley Cup tras imponerse (4-2) a Dallas Stars en las Finales.
La WNBA, en la burbuja de IMG Academy, en Bradenton (Florida), vio como el equipo de Seattle Storm se impuso a Las Vegas Aces en las Finales y logró el título de campeonas.
Las Grandes Ligas, tras completar una temporada regular de 60 partidos y superar varios brotes de contagios de coronavirus, al final en la burbuja del nuevo campo de los Vigilantes de Texas, el Globe Life Field, con 11.000 aficionados por partido tuvieron como campeón de la Serie Mundial a los Dodgers de Los Angeles.
Más tarde le llegaría a otro equipo de Los Angeles, los legendarios Lakers, en la burbuja de Orlando, proclamarse campeones de la NBA con sus nuevas estrellas del alero LeBron James, ganador del premio MVP, y el pívot Anthony Davis, que dieron al equipo su decimoséptimo título, empatados con los Celtics Boston como las mejores dinastías.
El último título del 2020 disputado por un equipo profesional en Estados Unidos durante la pandemia del coronavirus fue el de la MLS, que ganó el Crew de Columbus, sin espectadores, pero en su campo.
Mientras que fuera de la competición, la pandemia permitió que de nuevo la figura de Michael Jordán fuese el centro de atención y el personaje deportivo que más dinero generó a la televisión con el documental “The Last Dance”.
La vida de excesos del multimillonario Jordan con mansiones, coches, motos, campos de golf, apuestas, accionista mayoritario de los Hornets de Charlotte y una inversión que no va bien, permitió que su emisión generase excelentes dividendos al exjugador, ESPN, Netflix, Nike, NBA y a muchas marcas más relacionadas con su imagen.
Jordan, según la revista Forbes, es el deportista que más dinero ha ganado en la historia, con una fortuna calculada en 2.100 millones de dólares.
La cruz de la moneda del 2020 dentro del deporte profesional en Estados Unidos fue el fallecimiento del legendario exbase de los Lakers, Kobe Bryant, quien el 26 de enero murió en un trágico accidente de helicóptero en el que también perdieron la vida su hija Gianna, de 13 años, y otras siete personas más.