Dado el alto precio de las medicinas, muchas personas tratan de disminuir el gasto que representan las recetas médicas comprando pastillas, comprimidos, tabletas, etc., con dosis más altas de las prescritas por su médico y partiéndolas por la mitad. Pero, ¡CUIDADO! porque esta práctica resulta peligrosa.
Partir pastillas, grageas, píldoras o cualquier medicamento de presentación similar es complicado, porque puede afectar las características de liberación y absorción del principio activo del fármaco y que la persona ingiera una dosis incorrecta, lo que implica el riesgo de reacciones adversas o provocar una disminución de su eficacia.
Investigadores belgas determinaron que casi un tercio de las pastillas que se dividen en fragmentos se alejan de las dosis recomendadas en 15 por ciento o más.
Además, hay formas farmacéuticas que poseen una cubierta especial, destinada a regular la velocidad con la cual se libera el principio activo y al fraccionarse o triturarse se rompe el mecanismo que controla su liberación y se produce un aporte incontrolado del fármaco, pudiendo existir “infra-dosificación” o sobredosificación, que resulta en concentraciones tóxicas.
También es bueno saber que algunas fórmulas farmacéuticas poseen una cubierta entérica, cuya finalidad es que los medicamentos pasen intactos a través del estómago, liberen el principio sin antes ser destruido por los ácidos estomacales. Por eso, si las trituramos se afectaría negativamente su acción farmacológica, provocando irritación de la mucosa del tracto digestivo y otros efectos secundarios.