Novak Djokovic se convirtió en el primer tenista de la rama masculina en cerca de 50 años en ganar cuatro campeonatos consecutivos en torneos major para finalmente llevarse el elusivo Abierto de Francia el domingo y completar el Grand Slam tras vencer en cuatro sets 3-6, 6-1, 6-2, 6-4 al británico Andy Murray.
Esta fue la 12da aparición del serbio en Roland Garros, y su cuarta final, y luego de ser vencido una y otra vez en años anteriores, logró recuperarse de un descalabro en el primer set para dominar el resto del encuentro a Murray, segundo cabeza de serie, alentado por el público que nunca dejó de corear su apodo, “No-le”.
Cuando la victoria se concretó, Djokovic, de 29 años, usó su raqueta a para dibujar un corazón en la cancha de arcilla que le había dado tantos dolores de cabeza en otros años y se recostó de espalda.
“Es en verdad un momento muy especial”, dijo Djokovic, “quizá el mayor momento de mi carrera”.
Djokovic gana de esta manera su primer título en Roland Garros, que se le había negado en tres finales previas -dos frente al español Rafael Nadal y una ante el suizo Stan Wawrinka-, todas ellas en partidos de cuatro sets.
Cadena de triunfos
Desde que perdió la final de 2015 en París frente a Wawrinka, Djokovic ha ganado 28 partidos consecutivos de Grand Slam, desde Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos del año pasado al Abierto de Australia de enero, y ahora, por fin, el Abierto de Francia.
“Esto es algo muy inusual en el tenis”, comentó Murray, que ahora tiene marca de 2-8 en finales de Grand Slam. “va a pasar mucho tiempo antes que suceda de nuevo”.
El último hombre en ganar los cuatro títulos de un major de forma sucesiva fue Rod Laver en 1969, cuando se coronó en los cuatro torneos de Grand Slam en un solo año. Djokovic ahora puede enfocarse en ese máximo logro del tenis, pues se encuentra a medio camino.
El primer trofeo de Roland Garros del serbio se suma a seis campeonatos del Abierto de Australia, tres de Wimbledon y dos del Abierto de Estados Unidos, lo que le da un total de 12 títulos. Entre los tenistas de rama masculina, sólo Roger Federer (con 17), Rafael Nadal (con 14) y Pete Sampras (14) tienen más.
El domingo -bajo un clima seco y un cielo nublado, a diferencia de los días en su mayoría lluviosos de las últimas dos semanas- el primer coro de “¡No-le! ¡No-le!” acompañó a Djokovic a su llegada a la cancha y parcialmente se detuvo cuando un inspirado Murray sorprendió al serbio llevándose el primer set 6-3.
El juego cambió
A excepción del primer game, Murray lució perfecto en todo ese set mientras trataba de convertirse en el primer campeón británico de rama masculina en París desde 1935. Djokovic, mientras tanto, parecía fuera de juego -particularmente con su revés- al cometer siete errores no forzados en ese periodo antes que Murray hiciera su primero.
Es muy probable que Murray se haya relajado demasiado después de obtener la ventaja de un set. Y Djokovic cambió por completo la dinámica del encuentro. El porcentaje de efectividad de Murray en servicios se desplomó y rápidamente se halló en desventaja de 3-0 en el segundo set.
Ahora era Djokovic quien marcaba la pauta, imponiendo las condiciones sobre un Murray cada vez más exhausto. El primera cabeza de serie sentó las bases con los tiros correctos en el momento correcto y creó una ventaja de 24-6 en tiros ganadores a lo largo del segundo y tercer sets.
Cuando Djokovic se barrió para alcanzar un disparo bajo de Murray y de alguna manera respondió con un revés que cruzó la cancha en un ángulo imposible para colocarse en doble break point en el tercer set con ventaja de 4-1, alzó su índice derecho a manera de festejo.
“¡No-le! No-le!”
Djokovic rompió de nuevo el servicio del británico al iniciar el cuarto set, y su larga y ardua travesía estaba a punto de ser completada.