Cuando el dramaturgo y novelista franco-tunecino Eric Assous, decidió escribir Nuestras Mujeres, estaba –curiosamente – pensando sólo en hombres.
Lo que hacía en realidad Assous era un recorrido emocional, que retrata con humor y acidez, la soledad y la aspiración masculina de la felicidad, la ética, la lealtad la solidaridad, la hipocresía de aparentar ser lo que no se es y el valor de la familia, gravemente lastimada por el rompimiento de sus canales de comunicación.
Assous logró su cometido y el resultado es esta pieza de humor u pensamiento que vuelve a demostrar como el teatro, tiene tantas formas de concretar su magia y su poder inagotable para sorprender, encandilar y transformar desde la inicial palabra escrita, en un acontecimiento escénico trascendente.
El autor cristaliza un texto en el cual un apartamento de soltero será el ambiente para la ocurrencia de circunstancias sorpresivas, incesantes, una tras otra, llevando la trama por caminos inesperados, dramáticos por instantes y divertidos siempre.
Cuando el teatro ofrece un espectáculo absolutamente divertido por el código cómplice desarrollado y por los giros sorprendentes de las situaciones que hilvanado, cuando encuentra los intérpretes adecuados, esos que se saben deslizar con gracia por sus pasillos y entramados, cuando la representación crea un vínculo firme y fino que crea un puente entre las tablas y la platea, cuando su libreto cae en manos de un director de garra y conciencias, entonces el alto y noble objetivo del teatro, se ha vuelto a preservar.
Acudir al estreno de Nuestras Mujeres, ganadora del título de Mejor Comedia del Año en Argentina el pasado año (interpretada entonces por Guillermo Francella, – protagonista de la aclamada película El Clan- Arturo Puig y Jorge Marrale) fue una experiencia plena y satisfactoria y que constituye una evidencia de la fuerza que habrá de tener el año teatral 2017.
La obra en la que, a pesar del título, no aparece una sola mujer ni un segundo, limitando su recuerdo a las referencias que de ellas hacen tres protagonistas, tiene un valor artístico que excede el éxito de taquilla que le precede.
En Chile, Argentina y Madrid lleva meses de funciones ininterrumpidas, presentándose a casa llena. En cambio, en el país, sólo apareció un fin de semana – el que estamos viviendo- para ofrecer cuatro funciones, de las cuales solo restan las de hoy, mañana sábado y el domingo.
La pieza es una rica y alegre argamasa de humor inteligente, perfumado de los enfoques sobre valores, entre los cuales la calidad de la amistad entre hombres, la relación padres-hijos y la creación de una aceitada vinculación en las parejas, conforman un panorama de temas a ser cuestionados y sobre los cuales el autor sabe trazarlos de tal forma que generan espontánea la risa.
Nuestras Mujeres dirigida por Manuel Chapuseaux, con producción general de Dunia De Wint, es uno de los proyectos de teatro más formidablemente reflexivo envuelto en las agradables hojarascas del humor de la inteligencia.
Chapuseaux vuelve a mostrar sus visiones de director que no se impone, pero orienta por los pasos necesarios para que cada quien caracterice al máximo. Con su equipo de talentos trabajaron casi cuatro meses en el montaje para finalmente lograr tan solo cuatro funciones que suman ocho horas en escena en la sala Ravelo, este fin de semana.
Los intérpretes
Si un factor pesa en favor de Nuestras Mujeres, además del texto dramatúrgico, tremendamente producido en la escala y con la perspectiva de situaciones sucesivas, es la actuación de los tres protagonistas.
Francis Cruz (Carlos), Henssy Pichardo (Manuel) y José Roberto Díaz (Simón), tienen la virtud interpretativa de tejer una firme plataforma histriónica muy inter-conectada, con manejo de voz y cuerpo, con expresiones.
Francis Cruz es sin duda el eje que carga con el peso de las acciones actorales, manejándose con una gracia que ha cultivado cada vez con mayor criterio. Cruz traza un trayecto ascendente de pisadas fuertes que le proyectan como una de las grandes marcas masculinas de la actuación criolla, tanto en cine como en teatro.
Henssy Pichardo demuestra el valor de sus tablas, pero sobresale cuando realiza un monólogo-andanada sobre el personaje de Cruz, en uno de los episodios inolvidables de la escena dominicana. El impacto es tal que la gente interrumpe con aplausos. Sencillamente magistral.
José Roberto Díaz, reivindica el personaje determinante para que cristaliza el mensaje fundamental: el valor de la amistad entre hombres y la comunicación sana en la familia.
Solo tres funciones
Nuestras Mujeres solo estará en escena este viernes, sábado y domingo, tras su estreno anoche en Sala Ravelo. Las funciones inician a las 8:30 pm. Salvo la del domingo que da inicio a las 6:30. Los productores no lograron más fechas disponibles para la representación.
Sinopsis: Tres amigos de toda la vida, con sus peculiares procesos de familia y pareja, quedan de reunirse, como siempre, a jugar cartas en el apartamento de soltero de uno de ellos. El tercero llega tardísimo por una razón inesperada y pretendidamente trágica, que dará pie a sorpresas, eventos inusuales y confrontaciones de valores. La lealtad habrá de ponerse a prueba.