NUEVA YORK. La muerte del exjugador de los New England Patriots Aaron Hernández fue oficialmente declarada este jueves como suicidio, despejando el camino para que su cerebro sea objeto de una investigación sobre las consecuencias de probables concusiones producto del juego.
La oficina del fiscal del condado de Worcester en Massachusetts dijo después de una investigación sobre la muerte de Hernández que éste se suicidó el miércoles en la prisión donde cumplía cadena perpetua por asesinato de un conocido.
Los guardias descubrieron el cadáver de Hernández, de 27 años, en su celda en el Centro Correccional Souza-Baranowski en Shirley, Massachusetts, el miércoles por la mañana, y fue declarado muerto en un hospital cercano.
El jefe médico forense Henry N. Nields llegó a la conclusión de que “la forma de muerte era el suicidio y la causa de la asfixia por ahorcamiento”, según un comunicado de prensa.
Tres notas manuscritas fueron encontradas en la celda, pero el contenido de las mismas no fue dado a conocer de inmediato, y las autoridades dijeron que no había indicios de que apuntaran a otra cosa que al suicidio.
“No hubo signos de una lucha y los investigadores determinaron que el señor Hernández estaba solo en el momento del ahorcamiento”, dijo la oficina del fiscal de distrito en el comunicado.
La determinación de la causa de muerte despejó el camino para que el cerebro de Hernández fuera donado a la Universidad de Boston, a petición de su familia, para ser usado como parte de la investigación que lleva la universidad sobre el impacto que los golpes repetidos a la cabeza pueden causar jugadores de la NFL.
El abogado de la familia de Aaron Hernández, José Báez, dijo el jueves que el médico forense había retenido “ilegalmente” el cerebro después de entregar el cuerpo a una funeraria.
“Es nuestra posición que estaban reteniendo el cerebro de Aaron Hernández ilegalmente. La familia no tiene confianza en la oficina del médico forense”, dijo Báez.
El abogado destacó que la familia decidió dar el cerebro a la Universidad de Boston para buscar signos de encefalopatía traumática crónica (CTE), la debilitante enfermedad cerebral que los investigadores dicen es causada en parte por concusiones y otros traumatismo creaneales que sufren los jugadores de fútbol americano.
– Cadena perpetua –
Hernández estaba cumpliendo una sentencia de cadena perpetua dictada en 2015 por la muerte a tiros del jugador semiprofesional Odin Lloyd, quien era el novio de la hermana de su esposa.
Su suicidio se produjo sólo cinco días después de que fue absuelto por cargos de doble asesinato en otro caso separado, y el momento de su muerte y la ausencia de una nota de suicidio ha levantado suspicacias.
“No hubo conversaciones ni correspondencia de parte de Aaron con su familia o con su equipo legal que hubiera indicado que algo como esto era posible”, dijo Báez.
“Aaron estaba esperando una oportunidad para una segunda vista donde probar su inocencia. Aquellos que lo aman y se preocupan por él están destrozados y decididos a encontrar la verdad que rodea su muerte prematura”, añadió el abogado.
Hernández firmó un contrato de siete años y 40 millones de dólares con los Patriots antes de la temporada 2012. Su muerte ocurrió el mismo día en que el equipo visitaba la Casa Blanca para festejar su victoria en el Superbowl 51 sobre Atlanta.