José Rafael Sosa
Desde el tres de octubre de 2006, cuando anunció en rueda de prensa junto a la entonces embajadora de México, y Peyi Guzmán, director de fotografía, hasta este 2017 cuando se apresta a poner desde el jueves próximo en pantallas Patricia, el regreso del sueño, han pasado once años.
Entonces, por diversas razones, el proyecto no pudo ser, pero Fortunato sabía que debía lograrlo. Y, calculamos nosotros, que antes de ese anuncio, debió haber trabajado al menos dos años de pre-producción, (guión y sus procesos de curación, selección del cuadro técnico básico y vinculación del proyecto con el factor internacional), por lo que estamos hablando de un hecho artístico que ha tomado cuando menos, trece años de su atención…y de su vida.
René Fortunato es persistente y tiene claro, a lo largo de su trayectoria, sabe hacia dónde quiere llegar y decide lograrlo.
Patricia, el regreso del sueño es ya un proyecto a término y ahora solo falta la respuesta de la gente a un propósito realizado con amor, la disciplina y el tesón de un director que sabe con precisión cómo contar una historia de amor y sociedad, con la ciudad y el campo dominicanos como hermoso marco, en una de las perspectivas nacionales mejor fotografiadas de este país. ¡Vende el país y qué bien lo logra! La clara intención es levantar la marca dominicana.
Objeciones
No es perfecta. No es obra maestra. Probablemente debió tener menos extensión (es una de las más extensas películas dominicanas).
En algunos momentos, muy contados, se debieron sostener mejor, los colores interpretativos y el control de personajes evitando, gritos o sobreactuación.
Los aportes
El discurso visual de Patricia, el regreso del sueño, es impecable respecto del país todo: ciudad y campo. La forma en que se captaron los colores del caribe, y que no es solo responsabilidad de haber contado con una de las mejores cámaras de la industria actual a nivel mundial (la Alexa TX), sino de haberla puesto en manos de Peyi Guzmán – sin dudas uno de los tres mejores directores de fotografía del país.
El pasaje y la construcción del paisaje urbano (mediante precisos efectos digitales), rememorando los cambios en la ciudad (muchos de los cuales son un descubrimiento para las actuales generaciones, como el Palacio de las Telecomunicaciones en Plaza España). En cierta forma, la producción nos hace descubrir la ciudad de otra forma, una lúdica y novedosa, respecto de la ordinaria percepción de telón de fondo, como parte de un paisaje obligado a recorrer.
La música de compuesta por Misael Mañón (Premio Nacional de Música, dos veces), joven maestro, orquestada por Caonex Peguero para la Camerata de Washington Heigths, que crea un discurso sonoro altamente cinematográfico para el filme, a lo que se añade la música popular (Sueño, bachata que interpreta Félix de Óleo, y Patricia, ambas interpretadas por Félix d Óleo, ambas con letras de Fortunato; Dominican York (de El Poeta Callejero).