La vida y obra de Pedro Mir, reconocido como el Poeta Nacional de la República Dominicana, es un testimonio de compromiso social, pasión por la palabra y defensa de la identidad y justicia. A lo largo de su trayectoria literaria, Mir dejó una huella imborrable en la poesía dominicana y en la conciencia colectiva de su país.
Nacido el 3 de junio de 1913 en San Pedro de Macorís, Pedro Mir fue hijo de un cubano y una puertorriqueña. Desde joven, mostró una profunda inclinación por la literatura y una sensibilidad hacia las desigualdades sociales y políticas. Estudió leyes en la Universidad Autónoma de Santo Domingo y se graduó en 1937. Durante esos años, también comenzó su labor como profesor universitario, marcando así el inicio de su compromiso con la educación y la formación de nuevas generaciones.
Sin embargo, la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo que azotó la República Dominicana en aquel entonces lo llevó a un exilio forzado. Durante su peregrinaje en el extranjero, vivirán en países como México, Rusia, Guatemala y Cuba. Estos años de destierro no fueron en vano, ya que enriquecieron su visión del mundo y su poesía se nutrió de diversas influencias literarias y culturales.
La poesía de Pedro Mir es una combinación magistral de compromiso social, lírica y profunda reflexión sobre la realidad. Su obra más reconocida, «Hay un país en el mundo» (1949), es un canto a su tierra natal y una denuncia de las injusticias y desigualdades que aquejaban a su pueblo. A través de versos vibrantes y emotivos, Mir retrata la lucha del pueblo dominicano por la libertad y la justicia.
Mir también exploró otros temas en su poesía, como el amor, la naturaleza y la condición humana. En «Contracanto a Walt Whitman» (1979), rinde homenaje al poeta estadounidense y establece un diálogo entre dos visiones poéticas que comparten la búsqueda de la igualdad y la exaltación de la humanidad. Sus versos muestran una profunda sensibilidad y una capacidad única para captar la esencia de la vida y transmitirla a través de su poesía.
Entre las obras literarias de Mir, destacan: Hay un país en el mundo, Talleres de La Campaña Cubana, La Habana, 1949 (reeditada en México, Librería García, 1955, con introducción de Juan Ducoudray); Seis momentos de esperanza. Edición libre, México, 1951; Contracanto a Walt Whitman y seis momentos de esperanza. Guatemala; Ediciones Saker-Ti, 1952.
Poemas de buen amor y a veces de fantasía, Imprenta Nuevo Mundo, Santo Domingo, 1969; Amén de mariposas, Nuevo Mundo, Santo Domingo, 1969;L Viaje a la muchedumbre, con ilustraciones del autor y una carta póstuma de Domínguez Charro; Editorial Lucerna, Santo Domingo, 1971 / Siglo xxi Editores, México, 1971, con presentación y selección de Jaime Labastida; El huracán Neruda. Elegía con una canción desesperada, Editora Taller, Santo Domingo, 1975.
entre sus obras narrativas, destacan: La gran hazaña de Límber y después otoño, Editora Sargazo, Santo Domingo, 1977
Cuando amaban las tierras comuneras, Siglo xxi Editores, México, 1978; y ¡Buen viaje Pancho Valentín! (Memorias de un marinero); Editora Taller, Santo Domingo, 1981.
A lo largo de su carrera, Pedro Mir recibió diversas distinciones y premios, como el Premio Nacional de Historia en 1974, el Premio Anual de Poesía en 1975 y el Premio Nacional de Literatura por la Fundación Corripio en 1993.
En 1999, el Ministerio de Cultura le dedicó la II Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, y en 2013, con motivo del centenario de su nacimiento, se realizó la IX Feria Regional del Libro San Pedro 2013 en San Pedro de Macorís, su ciudad natal.
El 8 de junio de 2021, el presidente de la República, Luis Abinader, otorgó de manera póstuma la condecoración de la Orden Heráldica de Cristóbal Colón en el Grado de Gran Oficial a Pedro Mir, mediante el Decreto 362-21.
Pedro Mir murió a la edad de 87 años el 1 de julio del 2000, en Santo Domingo, debido a un enfisema pulmonar causado por el cigarrillo.
El legado de Pedro Mir sigue vivo en el corazón de los dominicanos. Numerosos lugares llevan su nombre y se han realizado diversas actividades y homenajes en su honor, como la Biblioteca de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), el Salón de Librería Cuesta en Santo Domingo, el Parque Ecológico Pedro Mir y el Liceo Don Pedro Mir en San Pedro de Macorís, así como un busto en el Parque Tercera República también en San Pedro de Macorís y una parada del Metro de Santo Domingo.