La aplicación que opta por la naturalidad y espontaneidad ha crecido un 315% desde su lanzamiento. El 88% de los usuarios de BeReal abre la aplicación a diario. La red social responde a la necesidad del usuario de huir del retoque y del postureo.
Se recibe una notificación una vez al día y a partir de ahí se cuenta con solo dos minutos para disparar una foto con ambas lentes, la delantera y la trasera; una vez hecha (en el tiempo permitido), puede cotillearse lo que están haciendo los otros usuarios.
Esto, que parece un juego, en realidad es el funcionamiento de la aplicación BeReal, que ha conseguido situarse como la aplicación móvil del año 2022 para iPhone y la favorita de los usuarios de Android. Esta aplicación nace con el objetivo de ser un espejo virtual de la realidad y un cambio de paradigma ante la calculada estética digital de los últimos años.
«Es un revulsivo a los contenidos edulcorantes de otras redes sociales, porque se contrapone a las imágenes hiperelaboradas y muy poco fieles a la realidad que llenan las plataformas como Instagram», explica Ferran Lalueza, profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC. Su espectacular crecimiento, un 315% desde su lanzamiento, demuestra ese hartazgo.
El postureo, ¿el fin de una era?
«BeReal ha dado respuesta a una necesidad de los usuarios, que se sentían saturados en un ecosistema de los medios sociales donde reinaba la imagen muy trabajada y retocada. Lo que llama la atención en ese contexto es la representación de la realidad, la naturalidad», afirma Silvia Martínez, directora del máster de Social Media: Gestión y Estrategia de la UOC. Según una encuesta de Bazaarvoice realizada a más de 9.000 personas de diferentes países, un 31% de los usuarios entrevistados sigue a influencers o celebrities, pero su nivel de confianza en ellos es significativamente más bajo.
«El diseño de BeReal, la dinámica de uso y su denominación marcan la apuesta por explorar la espontaneidad y naturalidad», remarca Martínez. Sin embargo, esto no se ha explotado demasiado en redes en los últimos años. En 2010, llegaron los filtros de fotos (el Valencia o el Vintage, por mencionar alguno) para embellecer la realidad; después, en 2017, lo que algunos llamaron «las caras de Instagram», con los filtros faciales perfectos, y, por último, la publicidad como escaparate de algunos perfiles con las historias.
La cotidianidad nos hace sentir mejor, pero ¿aburre?
«La perfección ajena nos genera sentimientos negativos: envidia, frustración y, llevado al extremo, incluso depresión. Acabamos convencidos de que todo el mundo tiene una vida fantástica, menos nosotros. En este sentido, unas dosis de realismo resultan, sin duda, bastante reconfortantes», afirma Lalueza, que también es investigador del grupo GAME. De hecho, ya en 2021 salieron a la luz informes internos de Meta que alertaron de que Instagram afectaba a la salud mental de los jóvenes porque propiciaba la «comparación social negativa».
Pero ¿el usuario acostumbrado a imágenes de mesas ordenadas, con bodegones bonitos y luz perfecta, será capaz de apreciar la espontaneidad y rutina de la vida real? Mesas de trabajo, ordenadores o gente en el trabajo son algunas de las imágenes que salen a diario en BeReal. ¿Les aburrirá esta nueva red? «Para la mayor parte de las personas, lo cotidiano tiende a ser aburrido y rutinario por definición. Pero en las redes sociales nos resulta atractivo lo nuevo, lo que no estamos acostumbrados a encontrar», explica Lalueza, que añade que «esta ha sido la clave del éxito fulgurante de BeReal. La gran pregunta ahora es hasta cuándo este tipo de contenidos van a seguir resultándonos atractivos».
Una encuesta realizada a 900 usuarios de BeReal mostró que el 88 % de los usuarios abre la aplicación todos los días, de los cuales un 77 % se toman un BeReal a diario. Para Martínez, aunque sea repetitivo, puede ser positivo, «puede motivar el desarrollo de la creatividad y la originalidad, pero la plataforma deberá ir incorporando novedades para mantener el interés de los usuarios y adaptarse a las nuevas demandas que puedan surgir, a pesar de que estas seguramente se mantendrán dentro de esta apuesta por la naturalidad».
Adiós a lo aspiracional, hola a lo real
BeReal es una red que se escapa de la parte aspiracional, esa que proyecta una imagen para parecer más atractiva a ojos del público, conocido o desconocido. «Si solo encontramos espacios aspiracionales que muestran una imagen distorsionada, lo que se genera es frustración, ya que nunca podrá llegarse a la representación que se ofrece», explica Martínez. «Queremos encontrarnos identificados y hablar con iguales», añade. Para Lalueza, es factible ofrecer más de una imagen de uno mismo; unas más aspiracionales, otras más reales. «Es habitual tener presencia en más de una red social, por lo que es factible ofrecer diferentes versiones de uno mismo. Los contenidos aspiracionales (lo que quisiéramos ser o lo que quisiéramos que los demás creyeran que somos) son compatibles con los contenidos realistas (lo que realmente somos). Además, lucir la vida real es más sostenible, porque requiere menos esfuerzo», afirma el profesor de la UOC. De hecho, parece que, cada vez más, los usuarios de redes sociales buscan la cotidianidad y autenticidad. Un 56 % sigue a otros usuarios normales, lo que se llaman influencers cotidianos, y confían más (83 %) en sus contenidos, como recomendaciones, reseñas, fotos y vídeos, que en publicaciones patrocinadas (solo el 18 % confían en este tipo de contenido), según Bazaarvoice.
¿Naturalidad sin publicidad? ¿Cómo será el futuro de BeReal?
Esta tendencia a la naturalidad parece tener un claro recorrido de futuro; solo falta ver cómo otras grandes plataformas sociales han incorporado funcionalidades similares, como TikTok Now. «Por ahora, para BeReal generar ingresos no es una prioridad, dado que ha sabido dotarse de una generosa financiación por parte de inversores. Sin embargo, a medio plazo esto va a cambiar», advierte Lalueza. Llegará un momento en el que diversificará las fuentes de ingresos para tener beneficios.
«Las opciones pueden ser: cobrar a los usuarios por servicios premium, comercializar los contenidos difundidos en la plataforma (se reserva los derechos para poder utilizarlos durante treinta años en todo el mundo y en cualquier soporte), introducir retos patrocinados o bien desdecirse y —previa autorización más o menos explícita de los usuarios— acabar monetizando sus datos personales con fines publicitarios (a día de hoy se compromete a no hacerlo)», añade el investigador. «Será muy importante ver cómo incorpora estas vías, en especial la publicidad, de forma que no pierda su esencia, marcada por esta autenticidad que proclama», concluye Martínez.