La Asociación de Hoteles del Este (ASOLESTE) apoya los esfuerzos que realiza el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MIMARENA) tendentes a eliminar las construcciones no autorizadas en la franja marítima de los 60 metros y en las áreas vulnerables y protegidas, lo cual permitirá recuperar las playas perdidas.
Nuestro destino, dijo Ernesto Veloz, gana mucho con esa decisión que dejará el litoral marino para uso turístico regulado, libre de construcciones y ocupaciones, que generalmente no cumplen los requisitos mínimos de sanidad y empañan la visual del paisaje.
Veloz dijo que vendedores, comerciantes, empresarios, sindicatos, pescadores, yoleros, propietarios de embarcaciones de lujo “y todos los que vivimos de la actividad turística, debemos asumir el compromiso de cuidar todo el litoral, porque esta región y todo nuestro país vive del uso racional de sus playas y la convivencia con los recursos naturales”. Consideró que todas las instancias con autoridad en las zonas turísticas y especialmente en Punta Cana, deben imitar la actitud responsable del Ministerio de Medio Ambiente y su titular, Orlando Jorge Mera, al asumir una actitud responsable en el cumplimiento de la ley.
Veloz dijo que la experiencia con la industria turística demuestra que es un falso dilema plantear que, si no se abren las playas al comercio informal, no se favorece el pueblo. “Lo que si es cierto y está más que demostrado, dijo, es que el desarrollo de un complejo hotelero ofrece empleo productivo y estable de manera directa, y su consumo de bienes y servicios activa la economía y crea más empleos y riquezas, y eso no lo puede lograr un grupo de personas vendiendo de manera informal en medio del desorden y la destrucción de los recursos naturales”.
ASOLESTE considera que Medio Ambiente debe seguir su cruzada de recuperación y protección del litoral marino y los ecosistemas asociados en todo el país, porque sin ellos el turismo, principal negocio del país y el más inclusivo de todos los sectores productivos, los cuales impactan de manera directa, no será sostenible nuestra industria turística en el mediano y largo plazo.
El caso de Cabeza de Toro, dijo Veloz, es aleccionador, porque “unos escasos comerciantes ocupando una plaza comercial en decadencia, y dos o tres ocupantes carentes de toda titularidad y con apoyo soterrado de personas irresponsables han obstaculizado durante una década el desarrollo turístico, solo buscando un beneficio pecuniario en base a malas prácticas y contubernio de algunas personas de poder.
En Cabeza de Toro, dijo, ya deberíamos tener 8 a 10 hoteles, campos de golf, marina, desarrollo inmobiliario, una ciudad turística con un centro de eventos, y otras instalaciones, que ya tendrían más de 10 mil empleos y una dinámica productiva que no pueden ofrecer al país y a la provincia los comerciantes informales, los ocupantes ilegales y unos pocos personajes que pretenden retener para ellos propiedades que no les pertenecen y que están llamadas a cumplir una función social.