El mural de los maestros José Ramírez Conde (Condesito) y Roberto Flores, restaurado por el Museo Memorial de la Resistencia Dominicana (MMRD) y que se exhibe en el vestíbulo de la institución, fue seleccionado en marco de la Cumbre de Las Américas como obra ícono para ser integrado a Google Arts Culture, una aplicación educativa de Google dedicada al arte y la cultura
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Sobre el mural
La obra fue plasmada en la pared de la sala de la casa del señor Alfredo Cordero, y posteriormente en proceso de demolición, por lo que, reconociendo la importancia artística e histórica de la obra, el Museo decidió rescatarla e iniciar el proyecto para su traslado y posterior restauración, labor que se desarrolló bajo la responsabilidad del equipo multinacional de conservadores compuestos por los dominicanos Hilda Abreu, de Utermohlen, y Joel Báez, la norteamericana Viviana Domínguez, el haitiano Joseph Fils Racine , para lo cual emplearon varios meses de arduo trabajo.
La pared fue rescatada y trasladada por completo a la sede del Museo, espacio donde se llevaron a cabos los trabajos de tratamiento y conservación. Hoy se exhibe en el lateral izquierdo del vestíbulo del museo, siendo la primera obra que observan los visitantes cuando llegan a la institución.
Es la única obra que existe sobre el crimen de genocidio perpetrado por Trujillo contra nacionales haitianos en 1937 como parte de su plan de ‘‘dominicanización de la frontera’’ que perseguía básicamente el exterminio de personas de raza negra.
Las investigaciones del Museo Memorial de la Resistencia, encabezadas por el profesor Franklin Franco Pichardo, arrojan un estimado de 17 personas asesinadas y desaparecidas entre mediados de septiembre hasta finales de octubre de ese año.
Técnica utilizada
La obra fue ejecutada al fresco, técnica milenaria de pintura de mural en la que se aplican sobre el muro una o más capas de empañete (mortero) de cal apagada y arena, se transfiere el dibujo a partir de cartones preparatorios, y la imagen se ejecuta con pigmentos en agua aplicados sobre una capa de empañete aún húmedo (de ahí el nombre: “al fresco”), según explicó Hilda Abreu al detallar en un artículo el trabajo realizado para que hoy la obra se exhiba con pleno colorido.