Un Real Madrid en busca de una victoria balsámica visita el sábado (14h00 GMT) a un Barcelona, que quiere certificar su senda ascendente, en el primer clásico de la temporada, por primera vez sin público en el Camp Nou por la pandemia.
El equipo blanco, que perdió el liderato liguero el fin de semana pasado tras caer 1-0 en su casa ante el Getafe, llega lleno de dudas sobre su juego al estadio azulgrana.
Un Real Madrid en busca de una victoria balsámica visita el sábado (14h00 GMT) a un Barcelona, que quiere certificar su senda ascendente, en el primer clásico de la temporada, por primera vez sin público en el Camp Nou por la pandemia.
El equipo blanco, que perdió el liderato liguero el fin de semana pasado tras caer 1-0 en su casa ante el Getafe, llega lleno de dudas sobre su juego al estadio azulgrana.
«Soy el entrenador, la solución la tengo que encontrar yo», decía el técnico del Real Madrid, Zinedine Zidane, tras la pésima imagen dada, especialmente en el primer tiempo contra el equipo ucraniano.
Y es que una tercera derrota consecutiva a manos del eterno rival azulgrana acabaría por hacer explotar la crisis y eventualmente amenazar el puesto de Zidane.
Tras acabar en tromba la pasada temporada, ganando 10 de 11 partidos tras el confinamiento para llevarse el título liguero, los merengues han empezado la temporada de forma diferente.
«Es un partido diferente»
La solidez defensiva que le sostuvo en la última parte de la temporada se ha debilitado y también ha bajado el rendimiento ofensivo con un Karim Benzema, que sólo lleva un gol en cinco partidos, pero los merengues quieren ser optimistas.
«Tenemos que confiar en nosotros, no nos hemos olvidado de jugar al fútbol, podemos hacer un buen partido, el Clásico siempre es un partido diferente y seguro que vamos a estar al nivel», auguraba el miércoles el centrocampista Luka Modric.
La buena noticia para los blancos es que parece que podrá estar su capitán Sergio Ramos, ausente frente al Shakhtar, recuperado de un golpe en la rodilla el fin de semana pasado.
Con Ramos, el equipo parece ganar en solidez y competitividad, algo que necesitará frente a un Barcelona, en racha ascendente deportiva, pese al tropiezo del pasado fin de semana contra el Getafe (1-0).
El Barça, donde las aguas siguen revueltas en lo institucional, lleva tres contundentes victorias y un empate en cinco partidos.
El técnico Ronald Koeman parece ir recuperando a un equipo que acabó la temporada pasada muy tocado tras el 8-2 sufrido en Liga de Campeones contra el Bayern de Múnich.
«El míster utiliza un mensaje muy directo que al vestuario le ha gustado, y la dosis de trabajo ha aumentado. Hemos empezado bien la temporada, la derrota de Getafe fue un golpe inesperado. A ver qué pasa en el clásico», dijo el central Gerard Piqué, en una entrevista con el diario La Vanguardia.
Sin dudas sobre Messi
Sin Luis Suárez, el capitán Leo Messi ha sabido asociarse de forma exitosa con el joven prodigio Ansu Fati, aunque el astro argentino todavía no ha encontrado su mejor momento.
«No tengo ninguna duda sobre su rendimiento y vamos a verlo en los próximos partidos, estoy seguro», dijo Koeman, aunque admitió que su «rendimiento puede ser mejor».
El hombre más goleador de los clásicos con 26 dianas en 42 partidos contra el Real Madrid, sólo lleva anotados dos goles en cinco partidos oficiales, ambos de penal, a los que hay que añadir tres asistencias.
La duda en ataque para el Barcelona es si Koeman optará por Antoine Griezmann, al que dejó en el banquillo el pasado martes contra el Ferencvaros (5-1) en Champions, o volverá a poner al portugués francisco Trincao para acompañar a Messi y Fati, que parecen indiscutibles.
El técnico holandés también está pendiente de Jordi Alba, que podría volver a tener minutos tras superar una lesión muscular.
Una victoria el sábado afianzaría la senda ascendente del Barça, justo antes de visitar el miércoles a la Juventus en la ‘Champions’ además de profundizar la crisis de su rival blanco.