El sabor de la guira, la tambora y el acordeón retumbaron en Fitur 2023 poniendo fin a la participación dominicana en la edición número 43 de la Feria Internacional de Turismo que contó con una importante representacion de empresarios, inversionista y comunicadores del país.
El Ballet Folclórico del Ministerio de Turismo inició la presentación artística con el merengue «Se murió Martin», para luego dar paso a una dinámica de baile de bachata, con la canción de Raulín Rodríguez, La cura, para luego seguir con Ay Mami, de Marino Perez, que incluyó a dominicanos de la diaspora, que disfrutaron de la música popular de República Dominicana, declarada por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Posteriormente, la fiesta continuó a ritmo de Merengue, con «Vamo a hablar inglés», «El Farolito», «El diente de oro», entre otros temas propios del repertorio de música popular criolla.
Con cada pieza, los presente mostraban su administración por la destreza con que las parejas se movían en el escenario sigiendo con cada ritmo.
Las chicas, atabiadas con trajes típicos del país en color rojo bibrante, se lucieron en cada baile. Joseline Mateo, Alicia Pimentel, Anyara Quezada y Nairobi Ruíz deleitaron con sus bailes a los dominicanos y extranjeros que se detuvieron para apreciar la música de los dominicanos.
La parte masculina, estuvo compuesta por los bailarines Yojancel Herrera, Francis Fajardo, Amalfis Rosario y Starlin Soto, quien además tuvo a su cargo la moderación de la presentación.
Finalmente, los musicos Juan Almanzar en la Marimba, Jhan Carlos Ortiz en la Tambora, Salvador Peña en el Saxofón, Manuel Humberto Rosario en el Acordeón y el alma de la fiesta, Camilo Rivas en la Guira se despidieron del público entre ovaciones y aplausos.
RD inmersiva
Este domingo decenas de personas continuaban haciendo fila para poder tomarse fotos y videos en el stand dominicano creado por la Arquitectura Liza Ortega, para ser parte de la historia, con imagenes en movimiento que dan la sensación de unificación con el entorno.
Se trata de un bibrante y colorido espacio de cuatro metros de alto, seis metros de ancho y cuatro metros de profundidad, donde se observa parte se la riqueza turística, natural, histórica y cultural de República Dominicana.