La relación entre Kareem Abdul-Jabbar siempre fue muy estrecha con el recién fallecido a los 74 años de edad, Muhammad Ali. Miembros de la élite del deporte durante una era convulsa en Estados Unidos, ambos compartieron ideales, visiones religiosas y se inspiraron mutuamente. La muerte del que fue uno de los personajes más singulares y valientes de la historia tocó de lleno al exjugador de Los Angeles Lakers, quien rápidamente escribió una carta al que fue su amigo, mentor y héroe.
«Durante mis 50 años ante la mirada pública conocí a cientos de celebridades de renombre, artistas, atletas y líderes mundiales. Sólo unos cuántos encarnaron el sacrificio y las cualidades heroicas de mi amigo y mentor, Muhammad Ali. Fue un master de la autopromoción (…) una de sus habilidades fue la de ser visto de maneras diferentes por distintas personas. Para los fans del deporte, él fue un campeón del mundo, rápido y listo como ningún peso pesado anterior. Para los atletas él fue un modelo a seguir de perfección física, perspicaz y sagaz. Para los contrarios a lo establecido, los jóvenes de los años sesenta, él fue una voz desafiante contra la guerra del Vietnam. Para los musulmanes, fue un pionero que puso a prueba la tolerancia de América con las religiones. Para la comunidad afroamericana fue un hombre negro que que luchó de la misma manera que dentro del ring: sin miedo», anotó Abdul-Jabbar.
«Puede que yo mida 7’2», pero nunca me sentí tan alto que cuando estuve en su sombra. Hoy inclinaremos la cabeza ante la pérdida de un hombre que hizo mucho por América. Mañana las levantaremos de nuevo para recordar su valentía, su honestidad.»
Ali fue un ejemplo a seguir para el seis veces campeón de la NBA. Ambos optaron por convertirse al Islam y fueron pioneros en el cambio de nombre para reforzar sus convencimientos: Cassius Marcellus Clay Jr. se hizo llamar Muhammad Ali poco después de ganar el campeonato del mundo a Sonny Liston en 1964 y Lew Alcindor se cambió el nombre a Kareem Abdul-Jabbar en 1971. La influencia de Malcom X fue determinante en ambos.
Antes de que Abdul-Jabbar siguiera los pasos religiosos de Muhammad Ali, en 1967, el púgil se declaró objector de conciencia en la guerra de Vietnam. Aquella decisión le costó separarse forzosamente del boxeo e incluso pisar varias veces la cárcel. Hubo unas declaraciones que Abdul-Jabbar guardó siempre en su recuerdo, salidas del razonamiento siempre atrevido y lógico de Muhammad Ali sobre su visión de la guerra y la supremacía de una raza blanca que rechazó rotundamente. Abdul-Jabbar todavía era Lew Alcindor, un joven de 20 años de edad que acababa de ser nombrado Jugador del Año en la NCAA mientras representaba a UCLA. Su nombre ya sonaba para convertirse en una figura prominente en la NBA y la influencia de estas palabras de Ali marcaron su futuro.
«¿Por qué me piden que me ponga un uniforme y vaya a 10,000 millas de casa para tirar bombas y balas a gente morena en Vietnam mientras los también llamados Negros de Louisville siguen siendo tratados como perros y se les niegan derechos humanos? No, yo no voy a 10,000 millas de casa para ayudar a asesinar y a quemar a otra pobre nación simplemente para continuar con esta dominación del blanco sobre el esclavo negro a lo largo del mundo. Este es el día en que esta maldad va a terminar. Me han advertido que el tomar esta decisión me costará millones de dólares. Pero lo dije una vez y lo diré de nuevo: el enemigo real de mi gente está aquí (en EEUU)», llegó a afirmar Ali, cuyo título fue revocado, su licencia para boxear suspendida durante tres años y condenado a cinco años de prisión y 10,000 dólares de multa. Tras el juicio celebrado en 1967, fue declarado culpable aunque en 1971, la Corte Suprema anuló la sentencia.
Aquella manera descarada y altruista de afrontar la realidad por provocó una admiración casi ciega no sólo en Abdul-Jabbar, sino en un nutrido y prominente grupo de deportistas afroamericanos que salieron en apoyo al boxeador. La leyenda de Boston Celtics, Bill Russell o el jugador de la NFL, Jim Brown también apoyaron los convencimientos de Ali junto al todavía jugador universitario, cuya carta en homenaje a su mentor continuó de esta manera:
«Durante un tiempo en el que los negros que levantaban la voz contra la injusticia eran tildados de arrogantes y eran arrestados bajo uno u otro pretexto, Muhammad sacrificó los mejores años de su carrera para luchar por lo que creía que estaba bien. Tras hacer eso, hizo que todos los americanos, negros y blancos, se hicieran más grandes. Puede que yo mida 7’2», pero nunca me sentí tan alto que cuando estuve en su sombra», agregó el seis veces Jugador Más Valioso de la NBA.
«Hoy inclinaremos la cabeza ante la pérdida de un hombre que hizo mucho por América. Mañana las levantaremos de nuevo para recordar su valentía, su honestidad. Su sacrificio por la comunidad y el país vive en la mejor parte de cada uno de nosotros», finalizó Abdul-Jabbar.
Fuente: Gonzalo Aguirregomezcorta, ESPN