José Rafael Sosa
¡Oh, la música, con su poder de misterio, placer, seducción pasión, unidad de distintos y diversidad de y entre los pueblos, culto y reconocimiento al gusto en su exigencia más extrema, talento que sorprende y prenda sensorial que se integra de por siempre a las experiencias de vida. Así es ella. Valor y permanencia. Disfrute que no requiere ni de idiomas ni identidades. Es tal cual es, la música.
La apertura de la temporada 2017 de la Orquesta Sinfónica Nacional, que ha ratificado su papel de llevar, desde su creación en 194l, la más alta y variada expresión de la noble conjunción de sonidos y tiempo, a tres generaciones, en un proceso de perfeccionamiento y entrega. La temporada cuenta con patrocinio de Banco Popular Dominicano y Claro, entre otras empresas.
Tres pianistas exquisitos, y con estilos diferenciados, suma de talentos provenientes de tres naciones (China, Corea y España), apoyados en tres directores apasionados y también con modos singularmente distintos de encarar la tarima como puesto de máxima dirección orquestal. proporcionaron una noche de entrega musical inolvidable.
Las piezas de tres figuras fundamentales de la composición (Federic Chopin, con su Concierto No. 2 para piano y Orquesta); Frank Liszt (Concierto No. 1 para piano y orquesta) y Maurice Ravel – creador de mucho más que su famoso y popularizado “Bolero”, con su Concierto en Sol mayor para piano y orquesta) , fueron la plataforma para un festín de estilos y modos de extraer al instrumento (junto al violín) símbolo perfecto de la música permanente), el mejor de los resultados y que ello fuera compensado por publico que expresó su agradecimiento final con gritos y la mejor recompensa para el arte respetado al extremo: el largo aplauso de cierre.
Los intérpretes
Jianing Kong, de China y con una trayectoria de preparación y virtuosismo, (dirigido por Santy Rodríguez, director residente) se adueñó de pleno del escenario con un dominio técnico y un estilo adentrado en los giros y matices, marcados por la tristeza y la pausada fuerza que imprime Chopin a su pieza para piano y orquesta.
David Jae-Weon, de Corea del Sur, (dirigido por el maestro Guillermo Mota) tenía a su cargo el conocido y popular Concierto N1 de Liszt, reto para cualquier instrumentista que desee sentar una versión personal, lo que logra con una entrega de todo su cuerpo, con una sorprendente digitación y una unidad de su sonoridad, notablemente profesional y lúdica, Fue un momento estelar del programa.
Para finalizar, un sorprendente valenciano, Juan Pérez Floristán (con una dirección magistral y apasionada de Molina), y que rompió la hegemonía que normalmente tiene oriente en los finalistas del Paloma O´sea ofreció la experiencia de una múltiple sonoridad, una espontánea y grácil actitud ante su instrumento, un desempeño intenso ante el eterno desafío del teclado.
Homenaje
La presidenta de la Fundación Sinfonía, Margarita Capellán de Rodríguez, fue reconocida con la medalla de honor de la Fundación Paloma O´Sea, por sus aportes a la difusión e impacto de la música clásica desde la Fundación Sinfonía.
Previo al inicio del concierto de apertura de la Temporada Sinfónica, la medalla fue entregada a la gestora de la música imperecedera, por la Embajada de España, los tres solistas al piano, el director titular de la Sinfónica, maestro José Antonio Molina, el Ministro de Cultura, Pedro Vergés y el director artístico del Teatro Nacional, Niní Cáffaro.
El homenaje fue largamente aplaudido e introducido con una carta de la Fundación Paloma O´Sea, leída por el ganador del Primer Lugar del Concurso Internacional de Piano Santander, Juan Pérez Floristán.