¿QUÉ SON LOS LENTES DE CONTACTO?
Las lentes de contacto (llamados también lentillas o pupilentes) constituyen un medio para suplir los defectos de la visión. Su popularidad ha ido en aumento por ser una especie de “capa” correctora o cosmética que se coloca en el ojo sobre la capa lagrimal, a la cual cubre y mantiene así lubricada la superficie ocular.
SU HISTORIA
Aunque los lentes contacto se consideran parte de la modernidad, su historia inicia en Italia, durante el Renacimiento, de donde fueron expandiéndose a otros países de Europa y luego a Norteamérica.
¿QUIÉN LOS INVENTÓ?
En 1508, Leonardo Da Vinci concibió los primeros lentes de contacto, que para ese entonces eran unas superficies aplicadas sobre toda la zona de los ojos. Este proyecto del célebre pintor fue desarrollado en 1632 por el filósofo francés René Descartes, quien diseñó unas lentillas, que eran una evolución de las iniciales gafas correctivas.
Corresponde al médico inglés Thomas Young el mérito de haber confeccionado los primeros lentes de contacto: un modelo consistente en tubos de vidrio pequeños llenos de agua y aplicados sobre la superficie de la vista, cuya forma extraña fue corregida por el astrónomo inglés John Herschel en 1820, cuando las fraguó de acuerdo a la forma del ojo humano y hechas de vidrio y gelatina.
¿QUÉ DICEN LOS EXPERTOS?
La doctora Daylin Cárdenas Chacón, especialista de Segundo Grado en Oftalmología, profesora asistente, editora del sitio Glaucoma del portal Infomed. Instituto Cubano de Oftalmología “Ramón Pando Ferrer”, escribió un artículo donde ofrece interesantes datos sobre los lentes de contacto, de donde hemos extraído las siguientes informaciones.
TIPOS DE LENTES DE CONTACTO:
Existen dos tipos principales de lentes de contacto: duros y blandos. Los duros (más comúnmente utilizados) son rígidos, permeables al gas, están hechos de plástico o materiales como la silicona y fluoropolímeros, mantienen su forma, son fáciles de manipular y permiten un libre flujo de oxígeno.
Además, los duros se fabrican en varios tamaño y graduación, con lo cual la visión obtenida con ellos suele ser mejor y más estable que con los blandos. Resultan útiles en astigmatismos elevados (donde es preciso modificar la forma de la córnea), debido a la acción que ejerce el lente duro sobre la superficie corneal. Su uso es el más adecuado en personas con alergias o que tienden a formar depósitos de proteínas en los lentes de contacto.
En cuanto a los blandos, la doctora Cárdenas Chacón señala que son los preferidos entre los pacientes o usuarios, pues resultan cómodos, su tiempo de adaptación es menor y al ser más grandes ofrecen mayor estabilidad, se deslizan menos (lo que los hace ideales para deportes con riesgo de impactos), no tienden a deformar la córnea y evitan la introducción de partículas.
La especialista sostiene también que los pupilentes que se cambian cada noche y se reemplazan con una frecuencia individualizada son los más baratos.
Explica que los lentes de contacto de uso prolongado son los que se recomiendan con menor frecuencia, por implicar un mayor riesgo de infección de la córnea. Deben ser removidos por lo menos una vez por semana para ser limpiados y esterilizados minuciosamente.
Asimismo, expone que los desechables se adquieren a un mayor precio, pero resultan muy prácticos. Se remueven todas las noches y se sustituyen, diaria, semanal o mensualmente. En ciertos casos son recomendados para personas con alergias y o que tiendan a formar depósitos de proteínas en los lentes.
LENTILLAS COSMÉTICAS O DECORATIVAS
Estas vienen en múltiples colores y su propósito es cambiar la apariencia de la tonalidad de los ojos. Los circulares también hacen que el iris parezca más grande. Su uso requiere un examen previo de la visión y ser probados en presencia de un oftalmólogo y/o optometrista especializado. Su venta sin prescripción representa un grave peligro para la salud ocular, ya que pueden causar lesiones e infecciones en los ojos e incluso la pérdida de este sentido tan importante.
Los lentes de contacto tóricos blandos pueden corregir el astigmatismo, pero a veces no tan bien como lo hacen los permeables al gas (RPG o PG) RGP y, por lo general, implican una mayor inversión.. En tanto, los bifocales o multifocales están disponibles en variedades blandas y RPG. Logran corregir miopía, hipermetropía y astigmatismo en combinación con la presbicia.
Se hace énfasis en que la limpieza y desinfección dependen del material del lente. Con frecuencia la calidad visual no es tan buena como con lentes de visión sencilla; sin embargo, la capacidad de corregir una presbicia vale la pena para algunas personas
¿QUÉ SUCEDE CUANDO USAMOS LENTES DE CONTACTO SIN PRESCRIPCIÓN MÉDICA O INADECUADAMENTE?
El uso incorrecto o una higiene deficiente de los lentes de contacto puede provocar diversos problemas oftalmológicos; entre ellos, la inflamación de la córnea o queratitis, que se produce por sequedad, hipersensibilidad o infección (queratitis infecciosa también conocida como úlcera corneal), la cual puede conllevar a cicatrices corneales con la consecuente insuficiencia o pérdida de la visión.
En caso de infección corneal grave, considerada así cuando existen signos tales como una úlcera corneal central acompañada de una intensa reacción inflamatoria o en casos de perforación secundaria a la infección; se requiere internamiento para tratamiento antibiótico intensivo y algunos llegan a requerir cirugía corneal (transplante).
La asociación entre las úlceras en la córnea y el uso de lentes de contacto ha sido probada científicamente. Entre 1998 y 1999 un equipo dirigido por Gritz y Bennie Jeng, de la Universidad de California, en San Francisco, estudió a un millón 93 mil 210 pacientes atendidos en el Programa de Atención de la Salud de Kaiser Permanente.
La investigación arrojó que 302 pacientes (0,03 por ciento) desarrollaron la patología en un período de 12 meses.Eso, extrapolado a la población de Estados Unidos, donde 38 millones de personas disponen de lentes de contacto, indica que cada año se diagnosticarían 71 mil nuevos casos de úlcera de la córnea, o 23 casos por cada cien mil individuos. Varias indagaciones más modestas habían estimado con anterioridad una tasa anual de aproximadamente 11 casos cada cien mil personas.
Un estudio realizado en el Servicio de Córnea del Instituto Cuba no de Oftalmología “Ramón Pando Ferrer” durante el período 2010–2014, encontró que el 30,8 por ciento de 39 ojos con diagnóstico de úlcera corneal infecciosa tenían antecedentes de uso de lentes de contacto.
Otra investigación durante el mismo periodo encontró que en 223 ojos el factor predisponente más habitual para la queratitis infecciosa fue el empleo de lentes de contacto, el cual estuvo presente en el 22,4 por ciento del total de casos, que ascendía al 31,3 por ciento para las pacientes femeninas, una diferencia significativa.