Hay canciones que trascienden el escenario y se convierten en un abrazo colectivo. Así ocurrió en el Teatro Nacional, cuando Jandy Ventura y Ana Beatriz unieron sus voces en el estreno de la emotiva canción “Préstame a mi padre”, durante el espectáculo Rubby Pérez Infinito, en una noche cargada de homenajes y memorias.
Con apenas 15 años, Ana Beatriz, hija menor del inolvidable Rubby Pérez, debutó en este escenario interpretando junto a Jandy un tema que expresa, con delicadeza y fuerza, el anhelo de poder reencontrarse, aunque sea por un instante, con el padre que ya no está. La pieza fue escrita por Meño Segovia, con arreglos de Cadmiel Acosta y la producción de Jandy Ventura, quien lidera el legado de su padre, Johnny Ventura.

“Esta canción nace desde lo más profundo de nuestros corazones. Es un tributo al amor, a la ausencia y a ese deseo de tener de vuelta, por un momento, a quienes tanto amamos”, compartieron ambos artistas durante la noche.
El público, que llenó la sala principal, fue testigo de uno de los momentos más conmovedores del homenaje. La interpretación de Ana Beatriz, con su voz juvenil y cargada de sentimiento, y la solidez interpretativa de Jandy, conmovieron a los presentes, entre lágrimas y aplausos, en un tributo sentido tanto a Rubby Pérez como a Johnny Ventura.

Un legado que se renueva
“Préstame a mi padre” marca el inicio de una nueva etapa para Ana Beatriz, quien continúa honrando la memoria de su padre a través de la música. Apenas en marzo pasado, se le vio interpretando junto a Rubby Pérez durante la celebración de sus quince años, un momento que muchos recuerdan como un símbolo del amor entre padre e hija.
Ahora, este estreno reafirma el poder de la música como puente entre generaciones y como espacio para el recuerdo, en un país donde la figura de Rubby Pérez sigue viva en cada acorde de merengue, mientras Jandy Ventura mantiene con dignidad el legado del “Caballo Mayor”.
La canción, impregnada de nostalgia y esperanza, se perfila como un nuevo himno para quienes han experimentado la ausencia, recordando que la música también es un acto de amor y de memoria.