El próximo miércoles 20 de agosto, a las 7:00 de la noche, el Centro Cultural Taíno Casa del Cordón, iniciativa del Banco Popular Dominicano, abrirá sus puertas para un encuentro singular: el conversatorio “El cemí de algodón: Desvelando sus misterios ancestrales”.
La actividad busca revelar la historia, el simbolismo y la travesía de esta pieza única de la espiritualidad taína, descubierta en el siglo XIX en la península de Bahoruco y hoy custodiada en la Universidad de Turín, Italia. Su rareza radica no solo en el material —algodón, tejido y modelado con profundo sentido ritual—, sino también en la manera en que condensa la cosmovisión de los primeros habitantes de la isla.
Voces expertas para un legado milenario
El diálogo contará con la participación del empresario, arqueólogo e investigador de la cultura taína Manuel García Arévalo, acompañado por el arquitecto, artista visual y estudioso de civilizaciones prehispánicas Cristian Martínez Villanueva. La moderación estará a cargo de José Enrique Delmonte, asesor cultural del Centro.
Más que un objeto arqueológico
El cemí de algodón es considerado por los especialistas como una de las expresiones más enigmáticas del universo espiritual taíno. Su valor trasciende lo material: simboliza vínculos de poder, fe y pertenencia que aún resuenan en la identidad antillana.
Un espacio para el reencuentro con la memoria
Este conversatorio forma parte de la programación del Centro Cultural Taíno Casa del Cordón, que fomenta el conocimiento y la reflexión sobre las raíces de la sociedad dominicana. La entrada es libre de costo, reafirmando el compromiso de acercar la historia al público y de invitar a la ciudadanía a valorar el legado indígena y su vigencia en la actualidad.
Ubicada en la emblemática Casa del Cordón —la primera vivienda civil en piedra de América, levantada en 1503—, esta institución cultural resguarda y difunde una de las colecciones más completas sobre el pasado taíno, con más de 350 piezas cedidas por la Fundación García Arévalo.
Con iniciativas como esta, el Centro se consolida como un puente entre pasado y presente, donde la memoria de los pueblos originarios dialoga con la identidad contemporánea dominicana.