Para satisfacer esa inquietud que le ocasiona la incertidumbre del porvenir, el hombre ha tratado siempre de predecir lo que vendrá y para ello se ha valido de métodos, técnicas o procedimientos que aunque desprovistos de rigor científico son considerados de gran certeza práctica. Un buen ejemplo de esto lo tenemos en las cabañuelas.
¿Qué son las cabañuelas?
Son creencias o costumbres nacidas hace más de 10,000 años en las sociedades agrarias de Oriente. Pero más que simples predicciones, las cabañuelas constituyen un legado de conocimientos heredados y que permiten al pueblo llano, mediante la observación de las condiciones meteorológicas de los primeros doce días de enero, predecir el comportamiento atmosférico de todos los meses del año.
Las cabañuelas se hacen al iniciarse el año y los primeros doce días corresponden a los meses. El primer día pertenece a enero, el segundo a febrero y así sucesivamente hasta llegar al 12, que corresponde a diciembre. Los días que llueva o no indicarán los meses de lluvia o de sequía, respectivamente.
También se utiliza la técnica de colocar en el techo de las viviendas doce granos de sal organizados en filas, la noche del 31 de diciembre. La humedad o no en cada uno de ellos revelará las incidencias de lluvia durante el año.
A través de los siglos mucha gente observó y comprobó los fenómenos físicos y aun sin conocer ni entender sus leyes confió en las cabañuelas como método de predicción.
Cabañuelas de retorno:
En algunos lugares se utiliza un método más sofisticado, llamado «cabañuelas de retorno», las cuales se realizan a seguidas de las observaciones hasta el día 12. El día décimo-tercero se aplica a diciembre, el decimocuarto a noviembre y así se inicia un conteo inverso hasta el día 24, que corresponde a enero de nuevo, completándose el resultado de cada mes.