El administrador general del Banco de Reservas, Simón Lizardo Mézquita, afirmó que la República Dominicana logró mantener un crecimiento económico que lo coloca por tercer año consecutivo como líder en la región, en el marco de un prudente manejo fiscal y una reforzada política de control del gasto.
Sostuvo que esas medidas, puestas en práctica tras claras mejoras en la administración tributaria, permitieron lograr el primer superávit primario del Gobierno Central en diez años.
Lizardo Mézquita hizo la afirmación en el 1er Desayuno Empresarial organizado por Banreservas, donde el economista dominicano radicado en México, Raúl Féliz, disertó sobre “Perspectivas de la economía dominicana en el contexto de los nuevos retos globales”.
“Cabe destacar que dicho crecimiento (en el país) ha sido inclusivo: tanto la pobreza general como la extrema se redujeron por cuarto año consecutivo y se ubican hoy en los menores niveles desde 2002”, puntualizó.
Agregó que “esos resultados se alcanzaron en un entorno de precios estables, con una de las inflaciones más bajas en 30 años; y una reducción de las vulnerabilidades externas.
Añadió que estos logros -y particularmente los que se refieren al crecimiento económico- en gran medida reflejan el dinamismo, las iniciativas y la experiencia del sector privado.
Lizardo Mézquita reiteró al empresariado dominicano el compromiso que tiene Banreservas de seguir siendo facilitador de sus estrategias de negocios, que representan el motor del desarrollo de la República Dominicana.
Retos en el escenario global
El administrador general de Banreservas aconsejó que para República Dominicana mantener el crecimiento económico que la han colocado en una posición líder de la región por tercer año consecutivo, debe hacer frente a importantes retos que se desarrollan en el escenario internacional.
Entre esos factores de riesgos señaló la percepción existente de que los frutos de la globalización y el libre comercio se han repartido desigualmente.
Dijo que esa creencia ha generado que un segmento de la población de democracias en occidente rechace el orden económico liberal que ha predominado y generado prosperidad por más de medio siglo.
“Esto ha aumentado el riesgo de que diversos países opten por un retorno a episodios de guerras comerciales, empeorando así las perspectivas de recuperación del comercio mundial, lo que implica un verdadero desafío para economías pequeñas y abiertas como la nuestra”, explicó.
Observó que a esto se suma el cuestionamiento a las instituciones democráticas y los organismos internacionales que desde la segunda guerra mundial han contribuido a la gobernabilidad mundial y la cooperación internacional.
Esa controversia –afirmó- podría terminar en un cambio del orden mundial, hacia un liderazgo de insularidad social y económica, en lugar de la apertura, lo que repercutiría en el deterioro del panorama de las economías avanzadas y emergentes.