Santo Domingo, Noviembre de 2025.— La doctora Laiden Suárez, cardióloga-electrofisióloga de Hospiten Santo Domingo, aclaró que es falso el mito generalizado en la cultura dominicana que afirma que las personas con marcapasos no pueden usar ni estar cerca de aparatos eléctricos.
La especialista explicó que un marcapasos es un dispositivo implantado en pacientes con ritmos cardíacos lentos o deficientes, cuya función es regular la frecuencia cardíaca y garantizar un adecuado flujo de sangre hacia los órganos vitales.
“Cuando la frecuencia está muy baja, la sangre no llega correctamente a los órganos, incluyendo el cerebro, lo que provoca mareos, desmayos y en adultos mayores puede generar caídas con consecuencias graves”, indicó Suárez.
Recordó que en el pasado los marcapasos incluían cables conectados al corazón y un generador colocado debajo de la piel, usado para evitar que la frecuencia descendiera por debajo del rango normal de 60 a 100 latidos por minuto.
Sin embargo, destacó que la tecnología ha avanzado de manera significativa: los marcapasos modernos son totalmente inalámbricos y del tamaño de una moneda de 10 pesos, lo que representa un salto importante en biomedicina y electrofisiología durante la última década.

Suárez describió la colocación del dispositivo como un procedimiento simple, que permite que el paciente regrese a su hogar pocas horas después, aunque advirtió que la anatomía de cada persona puede influir en el proceso y sus resultados. Agregó que, como en cualquier intervención, existen riesgos, especialmente alteraciones en la vena utilizada para insertar el marcapasos y la posibilidad de arritmias durante el procedimiento.
La especialista también aclaró que los pacientes reciben una tarjeta de identificación para los chequeos aeroportuarios, que deben realizarse de forma manual. No obstante, aseguró que los marcapasos actuales presentan mínima o nula interferencia con la tecnología moderna.
“Las interferencias relevantes pueden darse solo ante grandes campos electromagnéticos, como los de plantas eléctricas o cables de alta tensión. El paciente no siente nada; cualquier interferencia se detecta únicamente al revisar el dispositivo con una computadora”, puntualizó.
Respecto a la duración del aparato, Suárez indicó que la vida útil de la batería varía según el uso:
- Las nuevas generaciones pueden durar hasta 15 años.
- En pacientes que lo utilizan continuamente, la batería se agota antes.
- En quienes lo necesitan solo en momentos específicos, puede durar más de 20 años.
Esto gracias a sensores ubicados en los cables del dispositivo, que monitorean cada latido de forma continua y se ajustan automáticamente a las necesidades del paciente.
