LA HABANA, 9 jul (Xinhua) — Miles de cubanos regresan a las playas después de tres meses en sus casas por el aislamiento social, como parte de las medidas preventivas para contener la propagación en la isla de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19).
Por Yosley Carrero
Playa «El Mégano», a 25 kilómetros del centro de la capital cubana, figura entre las principales atracciones para grupos de amigos y familias que deciden reencontrarse con el mar, en medio de las calurosas tardes de verano en La Habana, territorio que actualmente se mantiene en primera fase de la etapa de recuperación.
Una de las personas que acudió a la playa es Roy Bartelemí, de 39 años, quien manejó desde el centro de la ciudad para llevar a su hijo a la playa y escapar de lo que describió como «la monotonía habitual del nuevo coronavirus».
Esta persona administra un taller de diseño encargado de la fabricación de nasobucos o mascarillas protectoras en el centro histórico de la capital cubana.
En su equipaje de playa incluyó, además de toallas, gafas de sol, trajes de baño, agua y comida, un frasco de gel sanitario.
El propósito de llevar gel en su equipaje fue contribuir a la desinfección de manos, debido a contactos durante sus horas de estancia en uno de los sitios más visitados durante la temporada estival en la isla caribeña.
Consideró que el virus causante de la pandemia «es un enemigo invisible», razón por la cual el estricto cumplimiento de las normas de distanciamiento social en playas y espacios públicos es de notable importancia, pese a la reducción en el número de casos confirmados cada día en Cuba durante las últimas semanas.
«Era necesario volver al mar para liberar el estrés social generado por esta terrible enfermedad. Debía traer a mi hijo aquí, quien desde hace meses no asiste a clases por causa de la pandemia», dijo.
«Los cubanos somos personas que de un modo u otro siempre hablamos con el mar», agregó el joven emprendedor cubano.
Cuba cuenta con unas 300 playas, de las cuales 241 poseen atractivos de interés para la industria del ocio, de acuerdo con datos de la guía náutica del Ministerio del Turismo en la nación caribeña.
El litoral oriente de La Habana se transforma en la actualidad como resultado de la «Tarea Vida», un programa nacional de enfrentamiento al cambio climático que beneficiará de manera directa a 63 de los 93 asentamientos costeros en el país.
El programa permitirá también la recuperación de más del 80 por ciento de playas arenosas dañadas por efectos de la erosión, según el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba.
La apertura de playas a un 50 por ciento de su capacidad habitual bajo normas de distanciamiento físico se integra a las medidas de flexibilización de la cuarentena social, conforme a la primera etapa de la recuperación, donde además de La Habana se encuentra la provincia de Matanzas (oeste), mientras que el resto del país ya entró en la segunda fase.
Autoridades locales han informado que tras la reapertura del transporte en la capital a inicios del presente mes, con alrededor de 670 autobuses Yutong puestos en circulación durante la primera jornada, el servicio de las rutas que trasladan pasajeros hacia las zonas de playa se reforzará en julio y agosto.
«Rigurosos protocolos sanitarios y normas en relación a los límites de pasajeros a bordo se aplican en los medios de transporte», consideró a su vez la directora de Planeamiento del Transporte en La Habana, Guadalupe Rodríguez.
«Es preciso incrementar la responsabilidad ciudadana en lo concerniente al uso del tiempo libre en el contexto de la COVID-19. Vivimos bajo circunstancias excepcionales», agregó la funcionaria.
Mientras los bañistas se adentran en las cristalinas aguas de las playas, retocan sus cuerpos con protectores solares, descansan bajo las sombrillas o practican deportes en la arena, cerca de 800 voluntarios, junto a decenas de salvavidas, velan porque se cumplan las medidas de distanciamiento social en las áreas del litoral habanero.
Es el caso de Yunier Estevez, de 39 años, quien llegó a la playa «El Mégano» muy temprano para comenzar su trabajo como salvavidas.
Estevez ha visto transformada su rutina diaria con la propagación de la COVID-19 en territorio cubano y los protocolos de seguridad adoptados para evitar el contagio de la enfermedad.
El salvavidas cubano afirmó que ahora, desde su puesto de observación sobre la arena, ya no solo le corresponde permanecer al tanto de la protección de los bañistas mar adentro o participar en las acciones de rescate de vacacionistas en apuro, sino hacer su parte en la batalla contra el nuevo coronavirus.
«Garantizamos que las personas cuenten con líquido desinfectante mientras permanecen en la playa, así como de que exista la debida separación entre los diferentes grupos y familias que vienen a este lugar», comentó el joven a Xinhua, mientras se preparaba para iniciar una nueva ronda de patrullaje.
El gobierno de La Habana dispuso esta semana el reforzamiento de las medidas sanitarias, ante el incremento de casos de COVID-19 en la capital, así como el aislamiento reforzado de un área de cuatro manzanas en un consejo popular del municipio Cerro.
Por esa razón, la madre Yanet Pérez, de 32 años, dijo mientras alimentaba a su bebé sentada sobre la arena, que volver a la playa salvó su verano en medio de las tensiones provocadas por una pandemia que ha mantenido a los cubanos alejados de uno de sus más preciados tesoros: el mar.