Desde hace años, Edebé aborda la elaboración de los contenidos educativos en sus materiales desde una perspectiva de género de forma amplia. Revertir una herencia de siglos no era una tarea fácil, pero este ha sido el empeño de editoras y editores: presentar la pluralidad y la diversidad de nuestra sociedad en su pasado, presente y futuro.
El 11 de febrero es la fecha que la UNESCO ha decretado Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, y desde Edebé creemos que el ejemplo de tantas mujeres en la ciencia es visible y constituye un referente en nuestros libros de texto, aunque debemos seguir significativamente con la tarea.
No ha sido fácil recuperar la historia y la labor pionera de muchas de las mujeres científicas, como la que realizó en el siglo VI la matemática y filósofa griega Teano de Crotona, que planteó por primera vez la existencia del número áureo. Como ella, y en épocas más recientes, los hallazgos e investigaciones de Ada Lovelace —que inventó una notación para describir algoritmos y esbozó los primeros conceptos informáticos— o Rosalind Franklin, cuya interpretación de radiofotografías permitió saber la estructura de doble hélice del ADN, son también un ejemplo. Precursoras en distintos ámbitos de la ciencia y la tecnología, sus méritos se han silenciado sistemáticamente sin darles el reconocimiento y la divulgación que se merecían.
El 11 de febrero es el recordatorio de que las mujeres y las niñas desempeñan un papel fundamental en las comunidades de la ciencia y la tecnología y que su participación debe fortalecerse, así como el papel que desempeñan las editoriales con materiales y ejemplos de nombres que constituyen un referente.
Con relación al reciente acuerdo suscrito entre ANELE (Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza) y AMIT (Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas), desde Edebé lanzamos una propuesta para potenciar entre las editoriales un fondo común con materiales que recojan ilustraciones, material gráfico y recursos con los que ampliar la información de los contenidos educativos.
Queda mucho por hacer, pero somos conscientes de que la divulgación del talento científico de tantas mujeres en los materiales educativos es el primer eslabón. El reconocimiento social lo debemos alcanzar entre todos.