Santo Domingo, R.D. – Noviembre de 2025.
La flora gastrointestinal, conocida actualmente como microbiota, está compuesta por las llamadas “bacterias buenas” que actúan como “un batallón blindado de a pie” para defender el organismo de bacterias dañinas como el Helicobacter pylori, un microorganismo que puede adquirirse a través de alimentos contaminados o en mal estado.
Así lo explicó la doctora Milena Cabrera, pediatra especialista en gastroenterología y nutrición de Hospiten Santo Domingo, quien destacó que esta bacteria no se aloja en el intestino, sino en el estómago, y la describió como “una bacteria agresiva y muy sabia que tiene la forma de un resorte”.
“Cuando se ataca con antibióticos, esta bacteria se esconde para evitar ser eliminada. Si solo se aplica el tratamiento sin repetir el estudio ni hacer seguimiento, existe la probabilidad de que el Helicobacter permanezca activo”, explicó Cabrera.
La especialista resaltó que el sistema gastrointestinal, que va desde la boca hasta el ano, es el segundo órgano más largo del cuerpo y el más ricamente inervado. Además, detalló que el nervio vago, conocido por su conexión con el cerebro, tiene una influencia directa en el estado de ánimo de las personas.
“El nervio vago sale del cerebro, pasa por el esófago y cuando llega al estómago se abre como un sol. Desde ahí comienzan las ramificaciones hacia el intestino delgado, donde se manifiesta la conexión cerebro-intestino”, indicó Cabrera.
Entre los síntomas que evidencian un desequilibrio de la microbiota, la doctora mencionó dolores de cabeza, náuseas, molestias abdominales, sensación de llenura con poca comida y diarrea, aunque aclaró que cada organismo reacciona de forma diferente, ya que algunos pacientes pueden presentar estreñimiento.
La especialista recomendó mantener una adecuada hidratación, preferiblemente con agua purificada o mineral, ya que esta última contiene más electrolitos. Además, sugirió opciones naturales para recuperar sales minerales, como agua carbonatada o una mezcla de bicarbonato, limón y agua, en pequeñas cantidades.
“Las sales son necesarias incluso para el corazón. Un síntoma que puede indicar su deficiencia son las taquicardias”, puntualizó.
Finalmente, Cabrera recomendó el consumo moderado de agua de coco, por su alto contenido de electrolitos, y mantener una alimentación equilibrada basada en vegetales hervidos y proteínas animales cocidas al vapor, como parte esencial para cuidar la salud intestinal y fortalecer la microbiota.
