Aunque por su bajo precio muchos la consideran “comida de pobres”, las sardinas constituyen un alimento muy rico en cuanto a los beneficios que ofrecen para nuestra salud, dado su contenido de Omega 3, proteínas, vitaminas D, B12 y calcio.
Las calorías provenientes de estos nutritivos pescados azules nos brindan las energías necesarias para llevar a cabo nuestras actividades físicas; aunque no deben consumirse en exceso para evitar que la purina que poseen nos aumente el ácido úrico.
¿Por qué nos beneficia el Omega 3?
Porque este constituye un tipo de grasa polisaturada que no la produce el cuerpo, pero actúa como defensora del sistema cardiovascular y reduce los niveles de colesterol malo y triglicéridos; minimiza el riesgo de desarrollar arritmias cardiacas y acelera el nivel de fluidez de la sangre, lo que impide trombosis, arterioesclerosis e infartos.
¿Cuáles son los beneficios de las vitaminas D, B12 y el calcio?
La vitamina D: Estimula la retención y absorción de calcio y fósforo, principalmente en los huesos. Ahora bien, hay que advertir que en exceso su efecto podría ser indeseado, al extraer el calcio de los huesos y depositarlo en el corazón o en los pulmones, lo que restringiría su función.
La vitamina B 12: Preserva sanas las neuronas y los glóbulos sanguíneos, favorece la elaboración del material genético presente en todas las células (ADN) y previene la anemia megaloblástica, que se manifiesta con cansancio y debilidad.
El calcio: Cumple una significativa función estructural en nuestro cuerpo, por ser parte integrante de los huesos y los dientes, pero se precisa la presencia de Vitamina D para su fijación en el sistema óseo.
Además, este mineral es importante para la coagulación sanguínea, estimula la secreción hormonal, participa en la transmisión del impulso nervioso y en la contracción muscular, activa las enzimas que median en diversas reacciones químicas, contribuye en la permeabilidad de las membranas celulares y favorece la permeabilidad de las membranas celulares y el intercambio de oxígeno y nutrientes.
SU PRESENTACIÓN Y PREPARACIÓN VARÍA SU CONTENIDO CALÓRICO:
Las enlatadas:
Si las sardinas son acompañadas con aceite, el número de calorías puede aumentar a 211 o 289 por cada 100 gramos; en tanto si se preservan con jugo de tomate este incremento es de tan solo de 160 a 200 calorías por el mismo peso.
Cuando se presentan enlatadas en escabeche o rebozadas, sus niveles calóricos sobrepasan las 255 calorías e incrementan el índice glicémico, que en las sardinas sin cocinar es prácticamente nulo.
A la plancha o al horno sería la forma ideal de consumir esta especie de pez, porque de esta forma favorecemos una dieta saludable y abundante en proteínas y vitaminas.