Santo Domingo-. Con el patrocinio oficial de la empresa MercaSID, a través de su marca Mazola, tendrá lugar del 21 al 30 de abril la decimoctava edición de la Muestra Internacional de Cine de Santo Domingo, que, como pocos momentos en el año, ofrece a los amantes del cine y público en general un atractivo y variado panorama de la más reciente producción cinematográfica mundial. Un total de cuarenta títulos integran el programa de la Muestra, entre concursos, presentaciones especiales, retrospectivas, secciones informativas y un apartado, que cada año crece en número y calidad, destinado a promover el cine dominicano.
Se trata, en términos generales, de una cuidadosa selección que incluye títulos estrenados y premiados en los más importantes festivales del circuito internacional: La asesina, Deephan, Paulina, Nuestra hermana pequeña, Nahid y El hijo de Saúl (Cannes); 45 años, El Club, El botón de nácar y Aquí no ha pasado nada (Berlín); Desde allá, La Calle de la Amargura y El desconocido (Venecia); La academia de las musas (Locarno); La ciénaga (Sundance); y El apóstata (Toronto), entre otros, se encuentran entre las películas más aclamadas por la crítica y el público en el último año.
Dieciséis filmes concursan en la Sección Oficial, que como en otras ocasiones movilizará a buena parte de los asistentes a las salas de cine Fine Arts Novo Centro, sede de la Muestra. Filmes de Europa, América Latina y Asia dan cuenta de la amplia representatividad geográfica del programa, donde por lo demás convergen maestros como el taiwanés Hou Hsiao Hsien (La asesina) y autores más jóvenes como el uruguayo Federico Veiroj (El apóstata) y el argentino Santiago Mitre (La patota).
Si de variedad se trata, a la procedencia de los filmes o el oficio de sus realizadores habría que sumar la riqueza del repertorio temático y estilístico abarcado por los títulos comprendidos en la Sección Oficial. Así por ejemplo, en La asesina, Hou Hsiao Hsien reinventa el popular género del cine de artes marciales o wuxia, trasladando el énfasis dramático desde los combates hacia una suerte de coreografía del paisaje. En La Calle de la Amargura, otro maestro, Arturo Ripstein, sumerge al espectador en el sombrío inframundo de la sociedad mexicana para ofrecer un angustioso retrato en clave expresionista de sus mujeres victimizadas. Como lo hace también Santiago Mitre en La patota, donde, sin embargo, las consecuencias de un típico episodio de violencia de género son asumidas con dignidad y lucidez admirables por su protagonista.
Temas universales encuentran particular resonancia en los personajes femeninos de otros filmes: la crisis de la pareja (45 años, con otra interpretación magistral a cuenta de Charlotte Rampling); la entrada en el mundo adulto (Nuestra hermana pequeña) o el nexo entre arte y vida (La academia de las musas). Otro tanto podría decirse de los caracteres masculinos en filmes que abordan el alcance de la culpa y el castigo en un contexto con un largo historial de represión (El club), la crítica a ultranza del autoritarismo (El apóstata) o la inviabilidad de la institución judicial (Aquí no ha pasado nada), por citar algunos títulos a manera de ejemplo, en una Muestra que, sin dudas, recompensará a sus espectadores con momentos inolvidables, esos que solo un gran arte como el cine puede regalar.